Así miente Anibal Fernandez: Su pasado como profugo y sus mentiras por chat

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Tiene una laptop conectada en red con su Palm y mantiene, mientras charla, una displicente atención al chasquido del messenger cuando lo llaman al chat. Su nic es “Aníbal”, y la clave que usa para que lo reconozcan sus amigos informáticos es “toc-toc”. Así, “toc-toc”, como quien golpea la puerta. Razones de más para que Aníbal Fernández, el lunes pasado, estuviera en la redacción de El País de Madrid excitado y nervioso como un chico frente a una vidriera: iba a participar de “Los internautas preguntan”, una sección de la página del diario en la Web. Todo transcurrió con normalidad hasta las 11.40,cuando le tocó preguntar a “Daniel”:

-¿Por qué viven en una inseguridad extrema cada día con tantos secuestros, muertes por esclarecer y robos casi por minuto? ¿Qué hace usted por remediar la situación de las personas indefensas?
-Lo que Ud. manifiesta es inexacto –respondió el ministro–. Los secuestros han desaparecido. No ha sucedido lo mismo en ciudades muy importantes de Latinoamérica. Con los homicidios ocurre algo parecido. Mientras que en Washington hay unos 300 homicidios cada cien mil habitantes al año, en Río de Janeiro hay 35, en Chicago o Boston 15. En mi país hay 5,8 y, particularmente, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 4,7. Como podrá observar, es comparable con España, que tengo entendido ronda los 2,8.Lo que hacemos cotidianamente es analizar el mapa del delito y practicar políticas preventivas.
Los resultados son altamente positivos.
A las 11.50 la sonrisa del ministro se había convertido en una mueca de compromiso. Entonces, llegó la pregunta de “perdizblanca”:
    -¿Ud. es el mismo Aníbal Fernández, acusado de corrupción y narcotráfico en la provincia de Buenos Aires en tiempos de Duhalde?
    -“Perdizblanca”, si Ud. me puede demostrar un solo hecho de corrupción que me comprenda, o algún proceso o alguna deuda pendiente con la ley, le juro que renuncio en el acto.
Cuatro minutos después preguntó otro lector bajo el nic de “Maradona”:
-¿Por qué el Gobierno no tiene planes concretos para combatir la inseguridad?
-El Gobierno tiene planes muy concretos para combatir la inseguridad. El tema es que no se consigue nada con su publicidad. Ello se practica. Los resultados obtenidos nos dan la razón.
El reguero de pólvora se encendió pocos minutos después en Buenos Aires y fuentes del Ministerio del Interior salieron a explicar que Aníbal F “pensó que le hablaban de Colombia, y por eso dijo que los secuestros habían desaparecido, teniendo a Julio López desaparecido. Le pidieron por favor a Télam que espere unos minutos para poder dar una respuesta”.
Con la aclaración, todo oscureció.

Hemos secuestrado a los números

La actitud oficial frente a la inseguridad es similar a la que se mantiene en el INDEC, con una pequeña diferencia: donde dice “lechuga” debe leerse “vidas”.
Hace ya algunos años que dejaron de difundirse las estadísticas del área bajo el pretexto de que, al ser conocidas por el público, la “sensación de inseguridad” podría manipularse y aumentar. La provincia de Buenos Aires ha sido una excepción a esta regla, aunque presenta otras complicaciones a la hora de “ponderar” el índice. Mientras en el despacho del ministro de Justicia el silencio y la quietud son mayores que las de un templo shaolín, se supone que es ésa la oficina que debería recopilar la información de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, volcándola al link http://www.polcrim.jus.gov.ar.
Todo muy moderno, pero los acólitos de Iribarne tardan unos diez meses en procesar los datos; esto es, las cifras de 2005 fueron publicadas en septiembre de 2006. Para el Servicio Penitenciario Federal, las cifras tampoco están disponibles.

    La vergonzosa operación de amedrentamiento contra los fiscales de Escobar por el caso Gerez ya mostró sus efectos colaterales: Julio Novo, fiscal general de San Isidro del fuero ordinario, prohibió a sus fiscales dar ningún tipo de datos a la prensa. “El caso Gerez/Lanata –dicen en los Tribunales del Norte– es un pésimo antecedente y ni Novo ni ningún fiscal general están dispuestos a perder el cargo por semejante pelotudez.” La cifra que Novo se niega a dar es la que indica unos treinta secuestros exprés por mes en San Isidro, la “estadística negra”. En Quilmes (que tiene competencia en Avellaneda, Berazategui y Florencio Varela), la fiscalía local contabiliza unos dos o tres hechos semanales, entre los cuales se detectaron casos de autosecuestros y otros, al no haber pedido de rescate, fueron derivados a la Justicia ordinaria. Se investigan en el Sur, actualmente, 23 causas de secuestros. La principal divergencia entre las cifras oficiales y la realidad se basa en cómo se caracteriza un secuestro: para el Gobierno, si a Ud. le apuntan a la cabeza mientras está manejando y roban su coche con Ud. adentro llevándolo luego a un par de cajeros o, eventualmente, como dama de compañía de un raid delictivo, todo eso no se trata de un secuestro, porque no existió un pedido de rescate a terceros. Según el protocolo, es ése un caso de “privación ilegal de la libertad”. De modo que si lo encañonan cuando está al volante, piense antes de hacer una locura, ya que ni siquiera será contemplado por la estadística.
Todas las fuentes consultadas coinciden en el “cambio de modalidad”: los secuestros extorsivos –largos, complicados y mucho más peligrosos para secuestrador y secuestrado– han sido reemplazados por los secuestros exprés, que comenzaron a crecer vertiginosamente, y son mucho más difíciles de investigar. Si el ministro Fernández hubiera leído, al menos, la versión digital de los diarios se habría enterado de que, desde noviembre del año pasado hasta ahora:
◆ 1º de noviembre de 2006: secuestran a un ingeniero en Adrogué.
◆ 5 de noviembre: secuestran a un abogado en Lomas del Mirador.
◆ 7 de noviembre: secuestran a un contador en San Isidro, en la puerta de su casa.
◆ 7 de noviembre: secuestro virtual de la familia de un fiscal en Quilmes. (En el “secuestro virtual” se hace un llamado telefónico al azar diciendo, sin que sea real, que tienen a algún familiar secuestrado.)
◆ 13 de noviembre: secuestran a una mujer y a su madre y las llevan en su automóvil a su domicilio en un country, donde asaltan la casa.
◆ 17 de noviembre: una familia tomada de rehén en San Isidro.
◆ 17 de noviembre: secuestran al hijo de un empresario maderero en José C. Paz.
◆ 18 de noviembre: pagan cien mil dólares por el rescate de una mujer secuestrada en Córdoba.
◆ 21 de noviembre: crecieron los robos en las zonas residenciales: afectan a City Bell, Gonnet y Villa Elisa.
◆ 29 de noviembre: matan a un joven de 26 años porque quiso evitar el secuestro de su novia.
◆ 1º de diciembre: liberan en González Catán a un chico secuestrado por error.
◆ 12 de diciembre: balean a funcionaria de la Embajada de Italia frente al campo de Polo, habían intentado secuestrarla.
◆ 13 de diciembre: liberan a Hernán Iannone.
◆ 16 de diciembre: detienen a un secuestrador después de un tiroteo en Lanús. Había salido hacía cuatro meses de la prisión de Magdalena.
◆ 18 de diciembre: secuestran a un chico de 15 años en Lanús.
◆ 26 de enero de 2007: luego de un raid delictivo de nueve horas apareció un empresario raptado en Munro.
◆ 7 de febrero: secuestran a un empresario en Morón.
◆ 7 de febrero: detienen en Morón a dos secuestradores que operaban en los cajeros automáticos. Se les imputan ocho casos.
Aún considerando las diferencia técnicas a la hora de calificar qué es un secuestro, las cifras oficiales de la provincia indican, en comparación de enero a enero, un aumento de casi el doble con respecto al año pasado (ver cuadro comparativo del Ministerio de Seguridad desde enero de 2004 hasta enero de 2007).
El robo de automóviles creció, en 2006, un 27% más que en 2005:101 vehículos por día, esto es uno cada 15 minutos en la provincia de Buenos Aires. La tendencia creciente se verificó también en el resto del país, donde el aumento fue del 9,6%, y en la Ciudad, donde creció un 17,7%.
Con respecto a los secuestros extorsivos, la única respuesta del Estado hasta ahora fue, a fines de noviembre del año pasado, la creación de una oficina ad hoc: la UFASE (Unidad Fiscal de Secuestros Extorsivos), creada por el procurador Esteban Righi, quien luego de firmar el decreto respectivo nunca pisó el nuevo organismo: quedaron allí los fiscales Colombo y Divito, seis secretarios, dos prosecretarios y tres escribientes viviendo la versión argentina de un capítulo de Lost.

¡Sueltame pasado!

Su gestión en el Lejano Sur y sus días de “buscado” por la Justicia forman parte de los fantasmas del ministro del Interior y volvieron a aparecer el lunes, cuando “perdizblanca” lo increpó en el chat madrileño. En otro tramo del chateo, un internauta le preguntó si tuvo alguna vez dinero en el corralito, y Aníbal F le respondió: “No me agarró ni el corralito ni el corralón. ¿Sabe por qué? Porque mis ahorros nunca estuvieron en un banco”. En efecto, según su declaración jurada presentada ante la Oficina Anticorrupción, el ministro posee $ 8.161 en una cuenta corriente, no tiene caja de ahorros alguna, lleva $ 9.000 en efectivo y atesora 34.000 dólares estadounidenses. Tiene, según él mismo declara, cuatro casas, cuatro departamentos y dos locales, todo comprado con ingresos propios entre 1987 y 2004: una casa de 3.700 metros cuadrados en Florencio Varela, otra de 488 en Quilmes, otra de 174 y una más de 85, también en Quilmes, donde posee dos departamentos de 88 metros cuadrados cada uno, otro de 100 metros y uno de 70, junto a un local de 193 metros y otro de 169. Sus autos conservan el bajo perfil: un Renault Clío y un VW Golf GTI. Aníbal se impuso como intendente de Quilmes en la elección del 8 de septiembre de 1991 con la lista del Frejupe y fue, a los 34 años, el intendente más joven en la historia de esa ciudad. Según recuerda Jorge Márquez en Al sur de la utopía, historia política contemporánea de Quilmes I, un interesante trabajo que estará en la calle en abril próximo, Fernández comenzó a trabajar en la función pública en 1983 como asesor contable del Concejo Deliberante. “En 1992, el año político –escribe Márquez– empezó con el intendente Aníbal Fernández defendiéndose de las imputaciones que se le formulaban por su decisión de alquilar el ex Sanatorio Alvear para que funcionaran allí los Tribunales Civiles y Comerciales. Se criticaba el alquiler del lugar en la suma de 22.000 dólares mensuales, más los gastos para refaccionar el edificio, que superaban el costo del mismo y generaron un serio perjuicio a la Municipalidad de Quilmes, que debe afrontar ese gasto con sus propios fondos.”
El año que comenzó con un escándalo terminó con otro: una controversia con Aguas Argentinas en la que la empresa le reclamaba al municipio deudas impagas por 400.000 pesos. Aquel conflicto fue el origen de la fuga del intendente: en octubre de 1994, la concejala del Frente Grande María del Carmen Alburúa denunció a la Dirección General de Servicios Sanitarios por haber contratado a un grupo de abogados ajenos al organismo para llevar adelante las negociaciones con el Ente Regulador de Aguas: la designación del estudio había sido autorizada por medio de un decreto firmado por el intendente. El 27 de octubre de ese año, el diario El Sol informó que serían detenidos el intendente Fernández y dos secretarios. La orden de detención fue librada por el juez en lo Criminal y Correccional de Quilmes Ariel González Elicabe. Los abogados de Aníbal, Domínguez, Ordoqui y María del Carmen Falbo –hoy procuradora de la Suprema Corte bonaerense–, argumentaron que su fuga estaba basada en la falta de garantías de ecuanimidad para que se produjeran las presentaciones. Aníbal Fernández, por su parte, insistía con que no había delito: “Nunca me llamaron a declarar. Me mandaron a detener sin saber qué condición tengo. No estoy imputado ni procesado”. El 17 de diciembre, la Cámara decidió aprobar la recusación del juez Elicabe.
Tráiganme una prueba que indique que estuve prófugo«, solicita el ministro.
Se adjunta a esta nota el facsímil de la denuncia del juez Elicabe donde se asegura, antes de los considerandos: “Contador Aníbal Domingo Fernández, quien se encuentra prófugo de la Justicia, por no haberse presentado a derecho”.
Así miente Aníbal F.