¿Son realmente 30.000 los desaparecidos? Por Pablo Docimo

Finalmente, la cifra mágica se va derrumbando de a poco. Primero, hace un tiempo, Caparross, negó implícitamente que la cifra real de desaparecidos durante el proceso militar haya sido de 30.000 personas, y Graciela Fernández Meijide, integrante de la CONADEP y madre de uno de los desaparecidos, también sugiere que no son 30.000. Según Fernández Meijide son 7.954 entre desaparecidos y muertos como consecuencia de la guerra revolucionaria que ellos mismos iniciaron.

Con motivo del lanzamiento de su libro, en homenaje a la memora de su hijo Pablo, la ex ministra de la Alianza concedió una entrevista al matutino Clarín donde dice, textualmente, a la pregunta sobre si el kirchnerismo cuestionó a la CONADEP, al agregar un nuevo prólogo al libro “Nunca Más”:
“Es todo tan circunstancial, de tal chiquitaje… sustituir y llenar de mentiras. Como los 30 mil desaparecidos. ¿Con qué derecho cuando había un conteo de 9 mil? ¿Porque es un símbolo? Están los mitos, pero quien hace historia tiene responsabilidad política. Debe decir la verdad.”.
Luego, en otra entrevista realizada por Perfil.com, aseguró:
“En ningún momento dije: «No hay 30.000 desaparecidos». Dije: «Lo que está registrado son estos números», que es lo mismo que dijo la CONADEP en su momento (…) Cuando alguien tiene que dar un informe de algo, tiene que dar datos duros. Todo lo que digo lo apoyo sobre documentación, no sobre «el me parece».
De ninguna manera se desestima la desaparición de personas durante la nefasta etapa del Proceso, y así hubiese sido una sola persona la que hubiese desaparecido, también hubiese sido una aberración, pero para volver sobre la vergonzosa manipulación de la cantidad de 30.000 desaparecidos que manejan algunos, imagine la siguiente situación: Supongamos que usted le presta a un amigo $8.961 por un determinado tiempo pactado, y cuando llega el momento en que su amigo le debería devolver los 8.961 pesos, este no reconoce la deuda… lógicamente, su amigo es un inmoral o estafador, de eso no hay dudas.
Ahora imagine esta otra situación: Supongamos que un amigo le presta a usted por un determinado tiempo pactado la suma de $8.961, y cuando llega el momento de devolverle el dinero a su amigo, este le reclama 30.000… No cabe dudas de que también es un inmoral y estafador.
Creo conveniente señalar, antes de desarrollar la idea, que de ninguna manera se pueden comparar dinero con vidas humanas, pero para evitar todo tipo de suspicacias o malos entendidos, nunca está de más aclarar que lo que se pretende analizar es la intención de quien reclama.
En el libro de la CONADEP, la cantidad de desparecidos es de 8.961; los familiares de estas personas tristemente desaparecidas reclamaron y obtuvieron indemnizaciones por parte del Estado, pero curiosamente, la cifra comenzó a crecer… allá por fines de los ´80 los medios de difusión difundían un número que habían instalado las Madres de Plaza de Mayo, que ascendía a 10.000… ¿Sería por una cuestión de comodidad, y hablar de una cifra de números “redondos”?
Luego, a fines de los ´90, curiosamente los desparecidos pasaron a ser 20.000; muchos, tal vez no recuerden esta cifra, ya que duró muy poco tiempo, y rápidamente ascendió a 30.000!!!
Todo tiene una explicación. Los interesados, comenzaron a hablar de esta cifra por una simple cuestión, se debía instalar en el ideario popular y, sobre todo en la opinión pública mundial, la figura de “genocidio”.
Curiosamente, y paralelamente a esto, a partir de la instauración del gobierno de Néstor Kirchner, se comienza a reivindicar a ex terroristas que –y esto hay que decirlo con todas alas letras-, fueron delincuentes que también secuestraron, torturaron y mataron, incluso a personas que no pertenecían a ninguna fuerza de seguridad en atentados.
Tampoco se habla, ni mucho menos se reconocen, los derechos de los familiares y/o víctimas del terrorismo. Victimas, como dijimos, de un conflicto instalado por los terroristas que actuaron, incluso, durante el gobierno democrático de Juan Domingo Perón.
Insisto, de ninguna manera se desestima la desaparición de personas durante la nefasta etapa del Proceso, y así hubiese sido una sola persona la que hubiese desaparecido, también hubiese sido una aberración, pero ¿por qué reclamar por un número de personas que no existió? Eso es, lisa y llanamente, tan deshonesto e inmoral como negar que haya habido desaparecidos.

Pablo Docimo | BWN Patagonia

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