El hambre no se combate con cancer. Por Camila Daitch

¡Peligro, Alimentos Geneticamente Modificados! Ni el Gobierno Nacional (Cristina Fernandez) ni el campo (Mesa de Enlace) son verdaderamente conscientes de la situación. No se trata de una cuestión de negocios. Es un asunto de inteligencia e independencia. Y sobre todo, de pensar a futuro. Si bien es cierto que la producción agropecuaria es fuente de ingresos para el país, no existe ninguna condición que exija cultivos de soja transgenica. Para empezar, es mentira que los productos de Monsanto mejoren la cosecha. Y segundo. Existen otros cereales como el Amaranto mucho mas proteicos y beneficiosos para la salud, paliar el hambre y cuidar el suelo. Esto bien lo saben Cresud (CRES) del Grupo Einstein, Adecoagro de George Soros (Impulsor de la despenalizacion de la droga), LIAG Terrateniente australiano, y GROBOCOPATEL: La soja transgenica produce cancer, tumores cerebrales, infertilidad y todo tipo de desastres en un organismo. El amaranto cura.

Les dicen: ¡La soja es rentable! ¡La soja es el alimento del futuro! Los financian al principio, les compran la producción. Pero este éxito comercial es ilusorio. La finalidad de establecer la soja transgenica en el mercado poco tiene que ver con el  humanitarismo o la generación de riquezas.

Mientras se amontonan denuncias científicas contra las vacunas de la Organización de la Salud, financiadas por Rockefeller, o Bill Gates, vemos a estos mismos personajes financiando a Monsanto y sus productos. Soros además de sembrar basura cancerígena, es el principal impulsor del movimiento global por la despenalizacion de todas las drogas. Y en la ultima reunión anual de la Cumbre por el Sida, en la carta oficial redactada por la institución, “eminencias” sobre el HIV aconsejaron no combatir al narcotrafico, porque esto “favorece la expansión del SIDA”. Algo difícil de entender cuando vemos a una chica de 20 años drogada con ácidos y alcohol, que se despierta cada vez en lugares desconocidos, sin recordar lo que hizo la noche anterior.

La soja no es el negocio del futuro. La soja no es el alimento del futuro. La soja transgenica es una herramienta destinada a bajar la población mundial.

Probablemente ya tenga un ligero conocimiento sobre alimentos genéticamente modificados (GMO) o haya escuchado algo al respecto. Un alimento GMO ha sido modificado mediante el bombardeo de micro-partículas de oro y la modificación genética consiste en el proceso de transferir artificialmente la información específica de un tipo de organismo a otro. Por ejemplo: De un pez a un tomate, o de un animal a una planta. (y la alternativa de combinaciones que pueda imaginarse y que pueda servir para algún fin particular)  ¿Cuales son las razones de lograr tal intercambio? Transferir las cualidades deseables de un organismo a otro. ¿Existe necesidad de alcanzar tal objetivo? Actualmente se puede producir suficiente comida sin recurrir a la utilización de esta tecnología. Por ello, los motivos para la modificación genética se basan principalmente en razones “comerciales” y políticas que no siempre consideran la salud y la nutrición, dados los graves peligros que su aplicación implica. En el caso de Monsanto la excusa es destruir plagas que entorpecen la cosecha. Para ello crearon primero una soja resistente al herbicida que mata esas plagas, que también fue diseñado por Monsanto.

1) Monsanto crea productos que amenazan la salud humana. Y lo sabe.
2) Las llamadas “plagas”, no son extraterrestres. Forman parte de la biodiversidad y el equilibrio biológico planetario. Si las destruimos, estamos alterando el hábitat que hace posible nuestra existencia.

Obviamente este tipo de proceso y cualquier otro que atente contra la madre naturaleza genera caos y muerte. No es posible lograr en 3 meses el equilibrio alcanzado por la naturaleza en billones de años.

Ingenuidad en consumidores: Evitar la soja no lo salvará de consumir transgenicos: Las aplicaciones de la ingeniería genética reconocidas para obtener productos de características mejoradas son tambien las siguientes: Apio, Zanahoria, Achicoria, Café, Maíz, Canola, Arroz, Papas, Uvas.

Los alimentos transgenicos causan:

  • Cáncer y enfermedades inmunológicas en general.
  • Infecciones y virus no controlables
  • Esterilidad
  • Deformaciones al nacer

Cáncer: Se sabe que el DNA transgénico sobrevive a la digestión  y que puede incorporarse a los genomas de las células, por ejemplo: mamarias, incrementado la posibilidad de cáncer. Esto no excluye el hecho de que, alimentar a los animales con maíz GMO puede presentar consecuencias, no sólo en el animal, sino también en los humanos que consuman a estos animales.

Infecciones y virus no controlables: Sin duda, el peligro más insidioso al modificar la estructura del ADN en alimentos agregando ADN de virus o bacterias, significa mutaciones o aparicion de nuevas bacterias o virus. Virus y bacterias que no existieron durante billones de años de evolución. Virus y bacterias que ningún antibiótico o antiviral puede combatir debido a que no estan incluidos en «la nomina» actual. ¿No es esta un arma biológica?

Esterilidad: Los herbicidas causan cambio de sexo en algunas especias animales, entre ellas las ranas. Anfibios que nacen machos mutan al sexo femenino por causa de sustancias toxicas. Actualmente, los científicos siguen descubriendo problemas de esterilidad en animales que ingieren alimentos GMO. Los aparatos reproductores de los animales se atrofian modificando sus células reproductoras y creando esterilidad. Si este problema se presenta en animales ¿No deberiamos preocuparnos? Los seres humanos somos animales.

Deformaciones al nacer: Relacionado a lo anterior, la estructura de ADN de un humano o animal modificada, provoca problemas de reproducción, además del riesgo de traer al mundo a una criatura deforme debido a un agente desconocido.

Estas son sólo algunas de las anomalias establecidas cientificamente de acuerdo al consumo de productos de Monsanto.

La campaña de desinformación en torno de los organismos genéticamente modificados (OGM) y la lógica del lucro que subordina la investigación científica a intereses comerciales inmediatos, están ocultando a buena parte de la opinión pública mundial el hecho de que los productos conteniendo transgénicos no son seguros para la salud humana.  Concluyendo: Los efectos colaterales producidos por los transgénicos son imprevisibles y existe una serie de investigaciones señalando el surgimiento de alergias, alteraciones en el sistema inmunológico, reproductivo y otras enfermedades, como consecuencia del consumo de estos productos.

Perjuicios económicos
Es mentira que los productos de Monsanto mejoren la cosecha
Monsanto gastó 4.99 millones de dólares en cabildear al gobierno de Estados Unidos. ¿Sería necesario si el producto fuera bueno?

Los cultivos transgénicos no representan solamente una amenaza al medio ambiente y la salud. Además son un mal negocio, para cualquiera, salvo las seis trasnacionales dueñas de las semillas transgénicas a nivel global y algunos de los funcionarios y científicos que reciben prebendas para que ellas puedan continuar con sus ganancias.

Los perjuicios económicos enfrentados por los agricultores estadounidenses en función del cultivo de transgénicos dejaron en evidencia la ineficacia de Monsanto. EE.UU. perdió en forma creciente participación en el mercado mundial de soja después del avance de las plantaciones de transgénicos. Participación que cayó de 57 por ciento a 46 por ciento en los últimos años. Además de las malas cosechas, otra de las razones para explicar esa caída es el creciente rechazo de los productores pecuarios europeos a comprar soja transgénica para alimentar el ganado, situación que se agravó después de la crisis del mal de la “Vaca Loca” que afectó a Europa. De acuerdo a estudios de universidades estadounidenses, se estima que las pérdidas de los productores de soja de ese país llegan a 12.000 millones de dólares, con una pérdida de productividad cercana al 6 por ciento.

En los últimos años se han publicado varios estudios independientes sobre los resultados económicos de los transgénicos, que convergen en demostrar pérdidas significativas para los agricultores. México publicó recientemente el informe Cultivos transgénicos, cero ganancias, basado en un informe elaborado por Edward Hammond, acrecentado y adaptado al contexto mexicano. Esas pérdidas afectan directamente a los agricultores de varias maneras (semillas más caras, menor rendimiento, resistencia en insectos y malezas, mayor laboreo para deshierbe, juicios por contaminación, pérdida de mercados) pero también significan costos importantes que al ser absorbidos por instituciones públicas, se trasladan a todos. Uno de los casos referidos es la contaminación con el arroz transgénico LL601 de Bayer. El departamento de agricultura de Estados Unidos detectó en 2006 que la contaminación con este arroz transgénico no aprobado para consumo humano, había llegado al suministro de alimentos. Ante el anuncio, inmediatamente cayó el precio del arroz estadunidense en los mercados de futuros, provocando una pérdida promedio de 70 mil dólares por granja arrocera. Japón y Europa cerraron sus puertas a la importación de arroz procedente de ese país. Pese a ello, se encontró contaminación en países europeos y luego de África y Asia, desde Filipinas a Ghana. El informe detalla las pérdidas que les significó a los agricultores estadunidenses, estimadas entre 740 y mil 290 millones de dólares en total, debido a caída de precios, pérdida de mercados y limpiezas de sus campos y graneros. Esos costos no incluyen los de pruebas de detección ni tampoco los gastos legales para demandar a Bayer, trámites que aún siguen. No se permitió una acción de clase (o sea, que el juicio contra Bayer fuera válido para todos los afectados, sino solamente para los que entablan el juicio). Bayer no explicó nunca cómo había llegado la contaminación a los alimentos y pese a que se le sentenció por su conducta laxa en bioseguridad, la empresa afirmó que había excedidolos estándares de la industria para evitar contaminación y que ni las mejores prácticas pueden garantizar la perfección.

Otro ejemplo tomado en el informe son los costos por la resistencia de las hierbas invasoras. Como la mayoría de los transgénicos son manipulados para ser resistentes a herbicidas, el uso de éstos aumenta considerablemente, generando resistencia en las hierbas que se pretende combatir. A nivel global, hay 16 hierbas que se han tornado resistentes a glifosato. El departamento de agricultura de Estados Unidos reconoce 9 como problema serio. El documento toma el caso del quintonil, una amarantácea que existe y se consume en México, prima hermana del amaranto blanco ampliamente difundido en el país, con el que se elaboran los dulces de amaranto. El quintonil es considerado hierba invasora en los cultivos industriales, en Estados Unidos se ha hecho resistente al glifosato (debido a los transgénicos) y ha invadido de tal modo los campos de algodón, maíz y soya, que en varias zonas, principalmente algodoneras, ya sólo se puede hacer deshierbe manual. Para los agricultores, significó pagar mayor costo de semilla, mayor costo por herbicidas (por precio y mayor volumen) y terminar haciendo o pagando el deshierbe manual.

En México además de los impactos sobre los agricultores industriales, significará arruinar junto al maíz al amaranto, otro de los cultivos nativos del país, esenciales para la vida campesina y elemento altamente nutritivo parte de la alimentación popular.

El reporte nombra varios otros ejemplos que dan una sólida muestra de las pérdidas económicas que significan los transgénicos. Otro informe publicado en 2010, titulado Quién se beneficia con los cultivos transgénicos, de Amigos de la Tierra, complementa el panorama. Quizá se pregunte por qué los agricultores siguen cultivando transgénicos si dan pérdidas. En parte, porque los agricultores industriales no tienen semillas y dependen totalmente de lo que les ofrezcan las trasnacionales. Éstas controlan el mercado de transgénicos pero también el de las semillas comerciales. Prefieren vender transgénicos, porque cobran la semilla mucho más cara y pueden cobrar extra por otros rubros.

Adicionalmente, las empresas gastan decenas de millones de dólares anuales eninfluir a los gobiernos y reguladores a su favor. Según Business Week (21/6/10) sólo en el último trimestre de 2009 y primero de 2010, Monsanto gastó 4.99 millones de dólares en cabildear al gobierno de Estados Unidos. ¿Sería necesario si el producto fuera bueno?

En función de los números, sorprende el hecho de que en Argentina se esté plantando soja transgénica, en un momento en que la mayor parte del mercado mundial rechaza ese producto.

Un reciente laudo del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos que alerta sobre el hecho de que la contaminación de las plantas tradicionales por transgénicos es ilimitada y no existe forma segura de evitarla. Asegurando que hoy Latinoamerica está en el foco de la atención mundial, pues se encuentra en condiciones de ganar grandes espacios en los mercados europeos y asiáticos con productos convencionales. “Argentina es un país que tiene buenas condiciones para conquistar el espacio que EE.UU. está perdiendo y sería un gran error, justamente en este momento, seguir utilizando transgénicos”, señalan expertos.

Camila Daitch
BWN Patagonia

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