Turismo Aventura Parapente
Breve historia del vuelo libre La Historia del parapente bien podría iniciar en épocas mitológicas del tiempo de los Griegos con Dedalus e Icaro, o quizás más recientemente en los dibujos visionarios de Leonardo da Vinci y sus fabulosos e invaluables aportes. Sin embargo, no es sino hasta la época moderna de Lilienthal, los hermanos Wright, y Langley, que se puede hablar con propiedad del nacimiento de la aviación ultra liviana y por extensión, del Parapente. El 17 de Diciembre de 1903, después de muchos intentos y no menos sacrificios los hermanos Wright Lograron el primer vuelo autopropulsado de la historia. Para entonces el vuelo sin motor había nacido muchos años antes, en el siglo XIX. Pero el vuelo libre, como también se conoce al vuelo sin motor, no fue creado como una modalidad de vuelo independiente, sino que en realidad fue como un primer escalón previo al vuelo con motor. En tal sentido, debemos el vuelo libre a entusiastas tales como Sir George Caley, los hermanos Wright, Samuel Langley y en especial al alemán Otto Lilienthal (Mayo 28 de 1848). El vuelo libre nació pues antes que la aviación, pero es justamente en las laderas de Wasserkuppe, una pequeña ciudad alemana ubicada en el macizo del Rhön, donde se dio inició formalmente a esta actividad. En un principio, eran reuniones de estudiantes que pasaban sus vacaciones volando con frágiles planeadores tipo Lilienthal sobre las ascendencias orográficas de las laderas. Los planeadores básicos evolucionaron lentamente desde 1911 hasta 1913, año en el que los esfuerzos de estos pioneros fueron recompensados con un vuelo de una distancia de 813m y una duración de un minuto y cincuenta y dos segundos. Los trabajos de Plazt, en Holanda durante 1.922, sobre una vela no rígida con control aerodinámico sobre superficies de tela, son la primera referencia documentada sobre un planeador flexible verdaderamente ligero y funcional. Después de la primera guerra mundial, el tratado de Versalles, y su limitación armamentística que prohibía al estado alemán la construcción de aviones con motor, hizo que la industria aeronáutica alemana fijara su atención en el vuelo sin motor, de tal forma que en tiempos de Hitler, este se convirtió en el deporte nacional alemán. A finales de los años 50, Francis Rogallo patentó numerosas variantes de desarrollos de alas delta. Su trabajó mereció años después la atención de la NASA que patrocinó sus desarrollos, pero como esta estaba más interesada en los paracaídas que en las alas flexibles de Rogallo, desde 1.968 se desarrollaron y probaron los primeros paracaídas cuadrados, con celdas que se inflaban con el viento producido en el descenso a alta velocidad. Y aunque La NASA optó finalmente por las campanas semi-esféricas, el paracaidismo civil y militar enseguida se benefició de aquellos diseños. Poco tiempo después, en la década de los 70, aparecían en las costas estadounidenses las primeras alas delta y entusiastas australianos las remolcaban con lanchas de motor. Hacia 1.978, los fabricantes de alas delta dirigen su atención hacia el desempeño eficiente y la seguridad de sus alas. Aparecen las primeras competencias de orden internacional, y el vuelo en ala delta se convierte formalmente en un auténtico deporte técnico más próximo al vuelo a vela (vuelo de ascendencias y distancia) que aquellas cometas remolcadas en Australia. Para entonces es practicado por cientos de personas en todo el mundo. El parapente es algo relativamente nuevo, sin embargo sus orígenes se confunden con el de otros deportes aeronáuticos. Se dice que los principales protagonistas de su historia son los ingenieros que trabajaban para la NASA en los proyectos de recuperación de las cápsulas espaciales, y se habla también de los paracaidistas suizos que un día tras haber aterrizado forzosamente a la mitad de una ladera alpina decidieron continuar su descenso a tierra, reinflando sus paracaídas corriendo con tanta fuerza contra el viento hasta que este empezó a volar y cargarlos. Dicen los relatores, que luego de saborear el éxito de este intento, empezaron a modificar los paracaídas para que volaran más y el despegue fuera mas fácil, que alargaron el perfil hasta convertirlo en un ala de tela y que desde entonces cambiaron definitivamente el avión por la montaña. El parapente es pues un ala no rígida derivada de los paracaídas cuadrados. Luego de las modificaciones hechas por los paracaidistas, los fabricantes empezaron a surgir y diseñar formalmente y con mejores características de vuelo parapentes. Los parapentes, contrario a los paracaídas, no pueden ser utilizados para saltar desde un avión pero en cambio han adquirido una verdadera capacidad de vuelo con muy bajas tazas de descenso, excelente maniobrabilidad y son la manera más económica de volar por medios propios y con altos niveles de seguridad. El vuelo en parapente es un deporte que exige mucho y en muchos aspectos al piloto, quien primordialmente debe ser: Inteligente, Responsable, y Solidario. La fraternidad debe ser un factor común entre sus practicantes quienes al hacerse pilotos de parapente, terminan por formar parte de una hermandad que en todo el Mundo desafía la fuerza de la gravedad mientras conquista el cielo con sus alas. |
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