De cómo se desperdició la gran oportunidad de colocar el tema de la megabase militar inglesa en Malvinas en la agenda regional y global. Luego de la cumbre de UNASUR, celebrada en la ciudad de Bariloche (Argentina), con la participación de los todos sus miembros, el Grupo Ulises manifiesta: El tema central y virtualmente excluyente en la reunión fue la grave preocupación por la seguridad militar en el subcontinente sudamericano. El acuerdo entre Colombia y EEUU, que facilita a este último país la utilización de bases militares colombianas en territorio colombiano, motivó una honda preocupación en la región, en especial por parte de Brasil, Venezuela y Ecuador. A su vez, Colombia observa con ojo crítico la militarización de algunos países sudamericanos. La Presidente desperdició una enorme oportunidad de colocar el tema megabase militar inglesa en Malvinas en la agenda regional y global. Pero esto no es un error, sino parte de una decisión política, que se quiere ocultar.
Brasil, principal país de la región, teme que la presencia militar norteamericana en las cercanías de sus fronteras refuerce la amenaza para sus dos grandes reservorios de recursos naturales; a saber: la Amazonia (biodiversidad y recursos renovables) y su plataforma marítima atlántica (megayacimientos de hidrocarburos, también conocida como la Amazonia Azul). La geopolítica y la puja por la soberanía de los recursos naturales (en especial energéticos)-que conmueve al mundo, se ha incorporado al tope de la agenda de la América del Sur.
A la par que se preocupa legítimamente por la instalación de bases extranjeras, Brasil lleva adelante una efectiva política de defensa de sus recursos soberanos y territorio. Muy por el contrario, lamentablemente en nuestro país existe un desinterés manifiesto de la gran mayoría de la dirigencia política argentina por esta temática.
En este marco, no ha resultado sorprendente, la insulsa e ineficaz intervención de nuestra Presidente en la cumbre de UNASUR. Argentina no levantó como hubiera correspondido la voz frente a la presencia en las islas Malvinas de una megabase militar británica en expansión, cuya única justificación es el control estratégico del Atlántico Sur y la apropiación de sus recursos naturales. Esta potencia extracontinental no puede alegar ninguna otra razón ya que la Argentina es un país de larga tradición pacifista, que no puede acusarse de estar en carrera armamentista alguna, ya que sus FFAA están sometidas a la dieta presupuestaria más exagerada de su historia.
Argentina no levantó su voz tampoco para denunciar ante la comunidad sudamericana e internacional, que la megabase Malvinas, que constituye el mayor enclave militar británico en todo el Hemisferio Sur, está siendo ofrecida por Inglaterra a la Unión Europea. Ver Informe Ulises 8.
La minúscula, tangencial y elíptica referencia de la Presidenta al tema fue notoriamente insuficiente frente a la magnitud del conflicto existente. Ni siquiera tiene la excusa que no era un tema de agenda, dado que otros mandatarios sudamericanos incluyeron, de manera inteligente y solidaria, el tema Malvinas en sus intervenciones.
La excelente intervención del Presidente Uruguayo Tabaré Vazquez, explica y sintetiza lo que debiera ser la posición argentina en relación con la megabase militar MALVINAS. Tabaré actuó como estadista, dejando de lado diferendos circunstanciales por el caso Botnia, que por otra parte derivaron en buena medida de otras actitudes tardías y elípticas de nuestra política exterior. También resultan de interés las intervenciones antes y durante la reunión de Brasil, Chile y Ecuador.
La Presidente desperdició una enorme oportunidad de colocar el tema en la agenda regional y global. Pero esto no es un error, sino parte de una decisión política, que se quiere ocultar.
La razón oculta de este “bajo perfil” es “hacer buena letra” ante las potencias centrales frente a la necesidad de volver a los mercados internacionales y multinacionales de crédito. Una vez más es la deuda la que condiciona la política económica, la política económica la que condiciona la política exterior y ambas se desentienden de los intereses estratégicos nacionales. Otra vez sopa. Otra vez se invierten las prioridades.
El principal activo público nacional son sus inmensos recursos; incluidos los de su mar, lecho y subsuelo. La Argentina mejoraría notablemente su situación económica financiera con solo anunciar una firme política de puesta en valor y recuperación y protección de sus recursos naturales. La desidia de nuestra clase dirigente frente a esta temática o su complacencia o complicidad con esta situación lejos de disminuir el riesgo país lo acrecienta. Es un mito creer que actitudes complacientes frente a los británicos en el Mar Sudatlántico facilitan el acceso al crédito internacional. Como así también es un mito creer que los países pueden fundar su desarrollo en un permanente endeudamiento externo.
Por el contrario, un país que gestione y administre con responsabilidad y eficacia sus ACTIVOS NATURALES generará en el mundo confianza y prestigio. Nadie respeta a quién, en lugar de defender y aprovechar lo que le es propio, confía su suerte a ilusorias dádivas internacionales.
El Atlántico Sur duplicará o triplicará su participación en la producción mundial de petróleo en las próximas dos décadas. Brasil, Nigeria, Angola y Guinea Ecuatorial son hoy los nuevos y casi inesperados protagonistas del mercado energético. (Fuente International Energy Outlook 2007 pág.188/189 US Departament of Energy ). Esta información no es novedosa para los EEUU y mucho menos para Inglaterra. De acuerdo al documento del Departamento de Estado (Fechado en 1976 y desclasificado en el 2004 nro S200000044) United States-Argentine Relations, uno de los puntos de interés de los EEUU en la Argentina es: “PETROLEO: El Servicio de Geología de los EEUU ha estimado que la plataforma submarina de la Argentina puede contener más del doble de las reservas existentes comprobadas en el Hemisferio Occidental”. Respecto al Reino Unido reiteramos lo que dijéramos en el informe Ulises 1: “el máximo experto oficial británico sobre este tema, Christ Carleton, Jefe de la División del Derecho del Mar de la Oficina Hidrográfica Británica, el volumen del petróleo existente bajo el mar solo en la región de Las Malvinas es inmenso, ya que pruebas sísmicas indican que allí hay alrededor de sesenta mil millones (60.000.000.000) de barriles de crudo. (The Guardian 20/9/2007: “¿El nuevo imperio británico? El Reino Unido planea anexar el Atlántico Sur”).”
La producción de petróleo offshore o submarino es el motor de la expansión energética global, por ello los países serios han creado empresas estatales adhoc. Noruega con la Offshore Oil Company , Brasil adoptando el modelo noruego con PRE SAL y China la China National Off Shore Oil Company .
En la Argentina, en la reciente campaña electoral solo una agrupación incluyo en el debate la temática de los recursos y obtuvo un inesperado éxito electoral, el resto de las fuerzas políticas mostró apatía e indiferencia e incluso una cierta hostilidad.
Candidatos de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), incluso con aspiraciones presidenciales, llegaron a decir que el subsuelo no es importante, que el petróleo solo interesa a las provincias y que no hay que preocuparse porque a breve plazo será reemplazado por otras fuentes energéticas. Nada de esto es cierto a la luz de la realidad contemporánea y así lo intuyó una buena parte del electorado.
Los recursos de la plataforma continental argentina existen y son propiedad del Estado nacional, y por lo tanto patrimonio de todos los argentinos, incluidos los habitantes de la CABA que por otra parte no disponen dentro de los límites de la CABA de otros recursos naturales excepción hecha de la Reserva Ecológica y los Lagos de Palermo. Por lo tanto debieran tener un interés primordial en el manejo de los únicos recursos naturales de los que podrán disponer desde que el resto pasó a ser de dominio originario de las provincias por el artículo 124 de la Constitución Nacional de 1994.
Se insiste, en declaraciones a los medios de funcionarios de la década del 90 (ex vicecanciller Cisneros y ex secretario de energía Daniel Montamat), en negar desenfadadamente la existencia de toda hipótesis de conflicto externo para la Argentina. El caso Malvinas contiene todos los ingredientes de un caso de manual de hipótesis de conflicto. Existe una controversia de soberanía no resuelta, una megabase militar de última tecnología, petróleo, gas, pesca y vocación expansiva marítima territorial por parte del ocupante-usurpador. Estas personas pretenden negar una realidad que salta a los ojos.
Desde el Grupo Ulises instamos a todos los argentinos de buena fe a tomar conciencia de lo que está en juego y a la dirigencia a no seguir con la política vergonzosa y claudicante que a nada bueno nos ha conducido.
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