Refugios de Alta Montaña 2
El Bolson Patagonia Argentina: Refugios de alta montaña
La Utilidad de los refugios
Cumbres Andinas Sin la existencia de nuestros refugios a cargo de los Clubes Andinos, la conquista de las cumbres andinas resultaría inimaginable para el montañista que sólo dispone de un fin de semana libre. Junto a esta inapreciable ventaja, el montañista tiene que aceptar algunos inconvenientes, totalmente soportables para una mentalidad razonable. El refugio no le pertenece a él solo, sino a la comunidad. Los refugios sólo resultan soportables si se respetan sus reglamentos, y si se convierten de este modo en una fuente de experiencia de la camaradería de todos los montañistas. Tener consideración, pensar en los demás, controlarse, ser buen camarada, son las exigencias irrenunciables para una convivencia armónica en los refugios. Un dormitorio corrido se soporta bien si todos se distribuyen y queda un mínimo de posibilidad de descanso para cada montañista fatigado. Puede que la higiene resulte algo escasa, pero la limpieza corporal puede recuperarse suficientemente después de algunos días en los refugios, en el arroyo más próximo o en la bañera de casa.
Refugios de alta montaña La utilidad de los refugios Cumbres Andinas
Sin la existencia de nuestros refugios a cargo de los Clubes Andinos, la conquista de las cumbres andinas resultaría inimaginable para el montañista que sólo dispone de un fin de semana libre. Junto a esta inapreciable ventaja, el montañista tiene que aceptar algunos inconvenientes, totalmente soportables para una mentalidad razonable. El refugio no le pertenece a él solo, sino a la comunidad. Los refugios sólo resultan soportables si se respetan sus reglamentos, y si se convierten de este modo en una fuente de experiencia de la camaradería de todos los montañistas. Tener consideración, pensar en los demás, controlarse, ser buen camarada, son las exigencias irrenunciables para una convivencia armónica en los refugios. Un dormitorio corrido se soporta bien si todos se distribuyen y queda un mínimo de posibilidad de descanso para cada montañista fatigado. Puede que la higiene resulte algo escasa, pero la limpieza corporal puede recuperarse suficientemente después de algunos días en los refugios, en el arroyo más próximo o en la bañera de casa. Un saco de algodón a modo de sábana es muy agradable en un dormitorio corrido, protege de la suciedad ajena y a los camaradas de la propia. La necesidad de la prohibición de fumar en los dormitorios y en los refugios vivac es una exigencia comprensible. Hay montañistas exigentes que evitan los meses de julio y agosto y prefieren la baja estación, antes o después. El refugio no es una casa de huéspedes en la que se puede estar sentado en grupo hasta después de la medianoche en alegre y ruidoso jolgorio; el sueño antes de la medianoche no es en ningún otro sitio más importante que en nuestros refugios de montaña. No es que se trate de ordenanzas militares, pero las indicaciones del guarda del refugio han de ser seguidas estrictamente. La elección de los guardas de los refugios es una selección muy meditada por parte de los clubes y Federaciones correspondientes, responsables de los mismos. No son solamente celadores dentro del refugio, sino consejeros experimentados para todas las salidas de montaña en los alrededores. Existe la obligación de dar a conocer el objetivo de cada salida antes de la misma. Su consejo es más valioso que el estudio de una guía impresa. El que haya dormido en nuestros refugios con alguna frecuencia conoce la satisfacción de vivir la camaradería de la montaña y de la ayuda y consejo de un buen guarda de refugio. Tomado de: Emergencias en la Montaña: prevención y primeros auxilios. Sigfriend Weller y Gottfried Neureuther. Ediciones Toray, Barcelona, 1975. ISBN: 84-310-1265-X, p. 21-22. Adaptado por BolsonWeb.com
Estatuto para el siglo XXI en defensa de las montañas
En el año 1998 en Autrans (Francia) durante la celebración de los “Días Europeos de la montaña”, se llego al acuerdo de realizar un estatuto que reflejara las normas éticas y el comportamiento que los montañistas debían estar obligados a cumplir. Estas son algunas de las normas fijadas: Articulo 1.- Libertad de acceso. El libre acceso a las montañas y la libertad de encarar los peligros que estas pueden conllevar es parte integral de la práctica del montañismo. Sin embargo, el establecimiento de un límite por parte de las autoridades estaría justificado en caso de protección del legado natural y la herencia cultural de las zonas de montaña. Articulo 2.- Carreteras y pistas. Su explotación para el turismo y los pastos implica un crecimiento sin límites y la ramificación de redes de carretera en alta montaña. Artículo 4.- Refugios de montaña. Tras más de un siglo de invasión en las montañas europeas con la construcción de cabañas y vivacs fijos, los montañeros piensan que la capacidad de éstos está más que saturada. Así, instan al compromisario a que no apoye ningún proyecto de creación de nuevos refugios o vivacs. Articulo 5.- Marcando las sendas. La señalización de las sendas, sea cual sea la intención del autor, puede dañar sustancialmente la calidad de las experiencias que son esenciales a la hora de realizar trekking y alpinismo. Se recomienda un bajo nivel de balizamiento en los caminos. Artículo 6.- Respeto por las rutas históricas. Las antiguas rutas de escalada o de montaña, que pertenecen a la historia de las relaciones entre el hombre moderno y las montañas deben ser conservadas tal y como están, para poder conservar su carácter y su dificultad. No debe ser añadido nuevo equipamiento. Más información en www.valletena.com
Si bien estas normas refieren a las montañas europeas, son bien aplicables a las nuestras. Aquí quizás no existe aún la conciencia suficiente debido a que hasta hace muy poco tiempo este tipo de salidas no eran tan comunes, pero estos últimos años cobro una importancia sorprendente caso de Aconcagua, El Chalten, y aquí en El Bolsón adonde se ha visto superada la capacidad de los refugios de la zona en la ultima temporada. Nuestro mejor consejo es que se hagan las consultas pertinentes antes de encarar la montaña en la sede del Club Andino Piltriquitron o en la oficina de informes de El Bolsón. A la montaña no se le teme, se la entiende y respeta.
Código del montañés
Asamblea General de la Unión Internacional de Alpinismo (UIAA), celebrada en Munich, Alemania, entre el 18 y el 22 de junio de 1964. Las 10 premisas
1. Ser, más que parecer: Hacer montaña significa vencer dificultades. Es educativo, aumenta la confianza en sí mismo, pero no debe conducir aun sentimiento de superioridad. Los montañistas no son una élite privilegiada, sino simples seres humanos que tienen hacia sus familia y hacia la sociedad los mismos deberes que los no montañistas. El montañismo no debe perder su carácter de sana actividad de las horas libres. Además, la vida nos impone tareas incomparablemente más grandes y más importantes que las de la práctica del deporte. La jactancia, el ruido que se hace alrededor de las figuras, la búsqueda del sensacionalismo y las especulaciones, perjudican al deporte montañés en la misma forma que a la mayor parte de las otras actividades. El hombre capaz, el buen amigo en el que se puede confiar, no se distingue por la fanfarronería sino por la reserva. En él, la veracidad es natural.
2. Ver, observar, aprender: Toda verdadera comprensión es consecuencia de la forma de ver y de captar. Esto exige interés, esfuerzo y experiencia. El que mira a su alrededor sin tomar conciencia de lo que le rodea, no hace más que descubrir superficialmente las cosas más esenciales; comprende poco y aprende también poco. Se puede por ejemplo considerar la vegetación de montaña bajo el aspecto de su color verde sembrado de manchas multicolores, las rocas bajo su aspecto grisáceo y matizado y los alrededores montañosos como una corona de picos anónimos, sin quedar por ello insensible a su belleza. Pero la experiencia será mucho más rica y perdurable si se toma plena conciencia de ella y se comprende aunque no sea más que en sus aspectos más visibles. Bajo cualquier aspecto que se presente, será mucho más interesante si se conocen sus características y su origen. El que tiene algunos conocimientos sobre las variedades de las rocas y de las plantas, sobre los animales y sus costumbres, el que puede decir algo sobre los habitantes de una región montañosa y sobre su historia y su cultura, no cabe duda que experimentará una satisfacción mucho más rica. Si conoces las montañas que te rodean – puede ser que sus nombres evoquen en ti experiencias vividas, recuerdos y esperanzas – vivirás más intensamente la grande y embriagadora experiencia del montañismo.
3. Prepararse: El éxito de una prueba de montaña depende de su preparación. Las condiciones previas son: la habilidad técnica, el entrenamiento, el buen estado físico y la aclimatación, así como un equipo adecuado. A ellas hay que añadir además la capacidad de juzgar las condiciones del desarrollo y del tiempo. Prepárate para la prueba en montaña física, espiritual y psicológicamente. Familiarízate con sus características y sus condiciones particulares (es muy importante fijar la ruta y el horario, anotar en caso de escaladas difíciles, los pasos más fatigosos y eventualmente, los lugares de detención o de vivac, las zonas particularmente peligrosas, las posibilidades de retroceso o de descenso) . No olvidar nunca comunicar vuestro objetivo y la ruta prevista a vuestros parientes más próximos, al guarda del refugio (eventualmente, al libro del refugio) o a vuestros amigos.
4. Realizar lo que somos capaces: Esto implica dos cosas: a) No queremos reservarnos, sino ir hasta el límite de nuestras posibilidades. Una sana ambición es un elemento positivo. La satisfacción que nos produce la acción cumplida, por el valor de la acción en sí misma, da la verdadera medida. Presenciar las hazañas de un buen montañés, hábil y seguro, proporciona una placer estético. b) No exagerar. La capacidad es la medida de lo que nos está permitido, es decir, que si las condiciones físicas y psicológicas son malas, si la forma física en ese día nos es satisfactoria, hay que quedarse abajo. La insensatez no solamente pone en peligro a la persona que así actúa y a sus compañeros, sino también con frecuencia, a los que van a socorrerlos. No se puede asumir esta responsabilidad ni ante sí mismo, ni ante los padres o terceras personas que por esta causa se perjudican. Tomarse tiempo. Esta máxima es aplicable tanto antes de la prueba como, dentro de lo posible, durante la misma. Lo que no se ha podido hacer este año, puede hacerse más tarde.
5. Economizar medios artificiales: El que reseña una escalada en el libro de la cumbre, la anota para sí mismo o la cuenta a sus amigos y camaradas del club, reivindica el hecho de haber recorrido una determinada vía ya anteriormente realizada. Es evidente que una renovación no es una hazaña del mismo valor que la primera escalada. Pero, las dificultades características de la escalada de esta o aquella vía, deben permanecer invariables. Del que la realiza por primera vez se exige que sea razonable y del que la renueva que sea leal. No es razonable, ni tampoco admisible para los que vengan después , intentar una primera que represente un riesgo total. No es leal tampoco abrir una vía recurriendo a medios artificiales ilícitos. Esto no es renovar una ascensión, sino violentarla. Toda vía de escalada sembrada de seguros está desvalorizada, y por ello, las vías deben conservarse o volver a adquirir lo más posible su estado primitivo. La moral montañesa exige por tanto una verdadera competición disciplinada de fuerzas midiéndose en condiciones intactas, que uno no tiene el derecho de degradar. Aquel que no escala lealmente debe hacérsele reflexionar y debe educársele. Como toda libertad, la libertad de la montaña está también sometida a reglas morales que excluyen la arbitrariedad y la deslealtad.
6. Tener el valor de renunciar: El que intenta una prueba en montaña, con o sin esquís, debe estar también preparado para el regreso. El escalador debe conocer la técnica del descenso. (Así, por ejemplo, el que prefiere la escalada en roca puede tener que enfrentarse con ciertas dificultades durante sus pruebas combinadas sobre roca y sobre hielo). Debe conocer la vía teórica para juzgar, en caso dado, si es posible o sensato continuar la ascensión, utilizar un paso lateral o resolverse por el regreso. En caso de necesidad, todos los medios son buenos para salir de una pared o de una grave dificultad. Ciertas catástrofes se han producido porque la decisión de retroceder se ha tomado demasiado tarde. Por ello, la cuestión de la retirada debe ser incluida en primera línea en todas las consideraciones sobre la montaña. Reconociendo a tiempo la necesidad de una retirada, no hacemos más que demostrar nuestro sentido de la responsabilidad. Vale más renunciar demasiado pronto, que demasiado tarde. Aunque no se haya conseguido alcanzar la cumbre, la prueba puede llegar a ser una aventura verdadera e inolvidable, porque en la mayor parte de los casos, la retirada implica la posibilidad del regreso y del éxito final.
7. Socorrer: En una región habitada, podemos ser socorridos, en caso necesario, en cualquier momento. Pero en montaña no es así. Existen desde luego, puestos de socorro, bases y patrullas de salvamento, pero éstas no cubren más que una región muy limitada. El que se encuentra en dificultades en montaña, se ve obligado a solicitar el socorro más próximo. Y es por esto que todo andinista, todo esquiador, debe estar siempre dispuesto a ser capaz de socorrer un forma eficaz. Un curso de salvamento o por lo monos de primeros auxilios, es una de las exigencias inexcusables de todo montañés activo. El peligro de otros es la señal de socorro inmediato, desinteresado y voluntario. Nadie debe contar nunca sobre la eventualidad de que el auxilio sea prestado por terceros, guías, profesores de esquí o miembros del servicio de salvamento. Pero, el apresuramiento en disponerse a prestar socorro, no debe ser tampoco ciego La falsa valoración de sus propias capacidades y medio ha tenido ya, a pesar de la mejor voluntad, muchas consecuencias mortales. Para que el socorro sea coronado por el éxito hace falta discernir rápidamente cuáles son los métodos más eficaces. Hay que intentar ante todo establecer contacto con las personas en peligro, para determinar la naturaleza de la ayuda solicitada. Con frecuencia es también oportuno constatar la forma en que puede llegarse hasta ellas. La decisión sobre la forma de intervención depende de la comunicación establecida con las personas a socorrer. El que por sí mismo es capaz de prestar socorro, debe hacerlo inmediatamente. En caso dado, una tercera persona, de la cual sea posible prescindir, deberá partir en busca de otros socorristas. Si existen pocas probabilidades de socorrer eficazmente y por el contrario, es posible llamar a otros socorristas, conviene hacerlo en el plazo más breve. Raramente la vida y la muerte dependen tan estrechamente de la decisión justa y de la acción inmediata, como en los casos de salvamento en montaña.
8. Cuidar los refugios: Debemos una gran parte de nuestras posibilidades de excursión a la existencia de los refugios. Nuestros antecesores los construyeron con gran amor y a costa de grandes sacrificios. A nosotros nos corresponde cuidarlos para nuestro uso y el de nuestros hijos, debiéndolos considerar como bases de nuestras excursiones. Todo montañés sabe por propia experiencia que agradable es la estancia en un refugio limpio y cuidado y lo desagradable que puede llegar a ser si el refugio está sucio o mal cuidado. Por tanto es natural que el deportista de montaña se sienta responsable del estado de los refugios, muy especialmente de aquellos que no están dotados de un servicio de mantenimiento regular y de los refugios de invierno. Cuanto más contribuyamos al mantenimiento y limpieza de nuestros refugios más a gusto nos sentiremos en la montaña y menores serán los gastos de refugios que figuran en el presupuesto de las sociedades deportivas. El montañismo activo, la formación de los jóvenes, las expediciones y otras disciplinas útiles saldrán a su vez beneficiadas.
9. Proteger la naturaleza: Nos incumbe una seria responsabilidad en la protección de la naturaleza. Todo lo que en ella nos proporciona hoy goce y salud, no debemos dejarlo a nuestros hijos como si fuera un campo devastado. El paisaje montañés es una de las raras regiones donde la naturaleza se encuentra en estado primitivo. Esta «región inculta» debe ser protegida de una supervaloración excesiva bajo la forma de caminos, funiculares, trenes, casas, cercados, centrales eléctricas, industrias y otras muestras de civilización, generalmente con fines lucrativos. Nosotros los humanos, tenemos necesidad de disponer de algún espacio donde podamos estar solos frente a un mundo intacto y sano, para poder encontrarnos a nosotros mismos. La montaña representa este mundo intacto y así debe permanecer. Esta convicción encuentra su expresión práctica en las leyes para la protección de la naturaleza que todo montañés debería conocer. Además de la protección de animales y plantas, es preciso que nos preocupemos también por el estado de las cumbres y de los caminos que en modo alguno, deben convertirse en depósitos donde uno se desprende de las latas de conserva vacías, botellas, papeles grasientos y otros desperdicios. El que esto hace, se extiende un certificado deplorable de ignorancia. Es tan sencillo transportar «vacío» al regreso todo lo que se ha subido «lleno», en caso de que no se prefiera enterrar todos los desperdicios bajo las piedras. Cuidad de que las montañas permanezcan limpias.
10. Ser tolerante: En la montaña somos ante todo hombre y no miembros de una raza, nacionalidad, pueblo, religión, partido, profesión o cualquier otro tipo de agrupación. Hay muchas formas de hacer montañismo. La expresión «montañés verdadero» o «auténtico» no es más que una frase pretenciosa por la que ciertas personas tratan de imponer sus propias ideas. A este respecto hay opiniones muy diferentes. Lo que distingue a los montañistas unos de otros no es tanto su calidad como su individualidad. Unos consagran todas sus hora libres a hacer excursiones por montañas. Otros no van a ellas más que ocasionalmente. Este realiza con el mismo placer tanto un paseo por la montaña, como un recorrido extremadamente difícil. A unos, las excursiones le hacen conquistar las cumbres, mientras que otros se dedican a no conocer de la montaña más que las paredes a escalar. Unos prefieren la roca, otros el hielo. Hay otros para los que el colmo del placer son las excursiones que les proporcionan ejemplares de hierbas o piedras para coleccionar. Pero todos pueden ser montañistas y ninguno lo es más que el otro. El que no concede valor al montañismo moderado se coloca en el mismo nivel que aquel otro que, en el extremo opuesto, no ve más que lo rudimentario desprovisto de comprensión y de sentido para el «mundo sublime de las montañas» reside precisamente en el hecho de que cada uno puede buscar en ellas el placer a su propia manera.
Seguridad en la montaña Prevencion
La montaña es el medio donde desarrollamos nuestras actividades: es la fuente de nuestras satisfacciones. Sin embargo, no podemos ignorar que el montañismo, debido al ambiente donde se desarrolla, presenta una serie de riesgos que debemos conocer para al menos prevenirlos y atenuarlos. Los peligros que la montaña encierra pueden ser de dos tipos:
Objetivos: Son los de origen natural, que nada tiene que ver con el comportamiento del montañero: Desprendimientos de rocas y piedras. Nevadas, aludes, cornisas, seracs, grietas en glaciares. Cambios de tiempo improvistos: tormentas y rayos, fuerte viento, niebla. Aumento del caudal repentino en ríos, barrancos y cañones.
Subjetivos: Son los que derivan del propio comportamiento del hombre: La infravaloración, inconsciencia, y desconocimiento de los propios peligros, ambiente, circunstancias y seguridad. Concretamente: No poseer la preparación física adecuada. Realizar una actividad sin los debidos conocimientos técnicos. No utilizar el equipo adecuado. No llevar acabo una alimentación correcta. No renunciar a tiempo de nuestro objetivo.
Es evidente que los riesgos y peligros existen en la montaña, están ahí, pero también es cierto que una adecuada preparación llevada a la práctica, nuestra prudencia y la experiencia adquirida día a día, atenuará sus efectos permitiéndonos hacer montaña con mayor seguridad.
Fuente: «Código del Montañés» editado en el año 1965 por la Federación Argentina de Montañismo y Afines, basado en las recomendaciones de la Unión Internacionales de Asociaciones de Alpinismo (UIAA).
Equipo y Material El exito de una salida a la montaña depende en buena medida de la calidad y el buen estado del equipo y material necesarios. Deberá ser el adecuado a la época y estar acorde con las características y dificultad de la actividad a realizar. A continuación relacionamos una lista, de entre la cual, cada uno habrá de hacer su propia elección y considerar su equipo mínima obligatorio de acuerdo con la actividad a realizar. Selección de la que no deberá faltar ni sobrar lo imprescindible, aunque en ocasiones pueda no emplearse algún elemento.
Equipo mínimo general Información de la ruta (mapas y guías) Pañuelo Cuello Mochila Calcetines y medias adecuadas Botas de montaña Guantes Ropa de abrigo Cantimplora Gorro/a para el sol Comida ligera Gafas de sol Pequeño botiquín Crema labial y solar
Además en aconsejable incluir… Capa de lluvia (que cubra la mochila) Altímetro/brújula Ropa y calcetines de repuesto Linterna frontal Manta térmica Funda Vivac, silbato y navaja multiusos
Para pernoctar necesitaremos también… Bolsa (saco) de dormir acorde al clima Colchoneta aislante Útiles para cocinar y cubiertos Tienda de campaña
Para solicitar Ayuda en caso de accidente o emergencia nos vendrá muy bien incluir en nuestro equipo un teléfono portátil o un radio-emisor. Llevar anotadas las frecuencias de los refugios y grupos de socorro.
Equipo para montaña invernal Para afrontar la montaña invernal debemos añadir a la lista del equipo general lo siguiente:
Botas de montaña adecuadas para la nieve Cuerdas (con cintajos, mosquetones, desensor, etc…) Polainas Cranpones Ropa interior térmica Piolet Guantes tipo gorotex o similar Arnés Gorro de lana o similar Aparato detector de víctimas en aludes Gafas de ventisca Pala de nieve
Montaña con esquíes de travesía El Esquí de montaña es una actividad maravillosa que nos permite adentrarnos en el paraíso virgen de las nieves de un modo cómodo y gratificante. Todo ello merced al conocimiento del las técnicas especificas que también requieren una excelente preparación física. A las listas de material anteriores deberemos de añadir:
Esquíes con fijaciones de travesía Cuchillas crampones para los esquíes Botas para esquí de montaña Ceras y focas para los esquíes Bastones (mejor telescópicos) Pegamento para las pieles Pieles sintéticas adhesivas Bolsa de material para reparaciones
Escalada Quizás sea la escalada uno de los deportes de montaña más atractivos para el público en general. Supone descubrir un maravilloso mundo vertical gracias a una óptima condición física y a unos conocimientos específicos de su técnica. A través de los cursos impartidos por los clubes de montaña y Federaciones de Montañismo. Podemos aprender con seguridad los primeros pasos de este mágico deporte de la escalada. A continuación detallamos el equipo necesario para practicar este deporte:
Cuerda (de 9-11 mm, según preferencias) 6 cintas expres Casco Bolsa de magnesio Pies de gato Camiseta/jersey cómodo y ligero Arnés Pantalón/mallas de escalada 1 cinta larga con tres mosquetones, para unir de forma dinámica todas las piezas de la reunión.
Descenso de barrancos Esta original practica del montañismo tiene en nuestros días un considerable desarrollo, un número elevado de practicantes y numerosos lugares para su practica en los Pirineos. Con técnicas derivadas de la escalada y espeleología, este deporte requiere una adaptación a las exigencias de progresión por barrancos. Por otro lado las dificultades a evaluar varían en función de diversos condicionantes propios del medio de los cañones, siendo el caudal uno de los más delicados. Un conocimiento preciso de las técnicas de cuerda y rápel, y una prudencia en la progresión y en los saltos harán, junto a un equipo adecuado, más divertida y segura su práctica. Por razones de seguridad el siguiente material no debería faltar en su equipo:
Traje completo de neopreno Juego de bloqueadores Descensor (de 8 con mosquetón de seguridad) Cordinos, cintas y material de instalación Bidón estanco Arnés Mochila con agujeros de evacuación de agua Cuerdas estáticas de diámetro no inferior a 9 mm Botiquín Frontal Casco Comida Cabos de anclaje Ropa seca Calzado (que sujete el tobillo, con suela adherente y de un numero superior para poder llevar los escarpines)
Meteorología Motivos para informarse Los fenómenos meteorológicos en montaña son, a veces, violentos y casi siempre evolucionan muy rápidamente. Por tanto conviene conocer con anticipación las condiciones meteorológicas y las perspectivas de cambio.
Lluvia: La lluvia puede originar inundaciones repentinas, desprendimientos de tierra, y con temperaturas bajas superficies heladas.
Nieve: La intensidad de las nevadas, las acumulaciones de nieve y su evolución son determinantes en el desencadenamiento de aludes.
Radiación Solar: Tener cuidado con los daños que puede producir la radiación solar sobre el cuerpo.
Rayos: Normas básicas de protección contra el Rayo: -Evitar árboles, rocas, chozas aisladas y superficies de agua. -Buscar refugio en el bosque denso y alejarse de crestas y aristas -Si no hay otra posibilidad, sentarse en cuclillas con las manos en las rodillas a alejados de los lugares prominentes.
Temperatura: La temperatura y sus repentinas y fuertes variaciones influyen en el estado del terreno, en la cantidad y evolución de la nieve en el suelo y en la necesidad de equipamiento.
Tormentas: Las tormentas con su acompañamiento de descargas eléctricas y chubascos de lluvia, nieve o granizo suponen un peligro que, en ocasiones, se presenta de forma súbita y seguida de bruscos descensos de temperaturas.
Viento: Los cambios bruscos de dirección y fuerza del viento tan habituales en la montaña aumentan el riesgo de aludes (formación de cornisas y acumulaciones puntuales) y el peligro para la práctica de los deportes aéreos.
Visibilidad: La reducción de la visibilidad dificulta o impide la orientación y puede ser fuente de accidentes. Sus causas: ventisca, fuertes precipitaciones y nubes con base por de bajo de la línea de cumbres.
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