Clarin: 15.04.2005 La detención de narcotraficantes que trasladaban más de trescientos kilos de cocaína habla de dos cosas: de la eficiencia de la acción policial para detectar el tránsito del cargamento y de la magnitud que está teniendo el narcotráfico en la Argentina. Luego del escándalo de Southern Winds, el caso vuelve a resaltar que la Argentina es, cada vez más, un país de tránsito de droga originaria de países del norte del Cono Sur que es embarcada hacia Europa o los Estados Unidos.
Este problema es grave de por sí por cuestiones de seguridad y también de relaciones internacionales, ya que ofrece elementos a los países de destino para presionar diplomática y políticamente sobre el Estado argentino.
Además, como revela la experiencia internacional, cuando el narcotráfico utiliza un territorio como tránsito, también amplía sus actividades en el mismo. La introducción de la droga genera otros delitos asociados a la distribución o el consumo además de deteriorar la salud de los consumidores.
Por eso mismo, la lucha contra el narcotráfico, sus ramificaciones internas y contra las redes de distribución local debe ser una prioridad de autoridades civiles y policiales y de la Justicia.
La detención de narcotraficantes que trasladaban más de trescientos kilos de cocaína habla de dos cosas: de la eficiencia de la acción policial para detectar el tránsito del cargamento y de la magnitud que está teniendo el narcotráfico.
Clarin 29.09.2005
La posición de la Argentina en el circuito del narcotráfico ha cambiado paulatinamente a lo largo de los años y no precisamente para bien.
Originalmente el país era una vía de tránsito entre la droga producida en otros países latinoamericanos hacia Europa o los Estados Unidos. Esta posición parecía inocua para la salud y la seguridad, pero no era así porque, como también se advirtió, el narcotráfico aprovecha su inserción en las rutas para desarrollar los mercados de consumo. Esta perspectiva se materializó porque, como muestran numerosas estimaciones, el consumo de drogas ha crecido.
La difusión del consumo plantea problemas graves por el daño que implica a la salud de los consumidores y porque el narcotráfico recluta jóvenes para sus redes de delito, los cuales pueden caer también en la dependencia. Estos circuitos prosperan en los sectores marginados, creando una situación crítica desde el punto de vista sanitario y de la seguridad.
El cuadro se agravó a partir de la devaluación. Los elementos químicos utilizados para procesar la pasta básica de cocaína, que desde hace mucho tiempo son un producto de exportación clandestina hacia los productores tradicionales de la región, se abarataron y comenzaron a utilizarse internamente. Es así que, como ha constatado la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico, en el último año y medio se detectaron 28 laboratorios clandestinos para el procesamiento de droga, quintuplicando el número de las instalaciones encontradas hace cinco años.
Las tendencias observadas plantean la necesidad de enfatizar la lucha contra el narcotráfico en todos sus aspectos, involucrando políticas para la prevención de la drogadicción, mayores controles en las fronteras y en las zonas donde pueden instalarse aeropuertos clandestinos. Igualmente importante es un combate más estricto sobre el lavado de dinero porque, como señalan los organismos internacionales involucrados en el tema, reducir las facilidades para reciclar las ganancias obtenidas con la droga es un elemento decisivo para dificultar el ciclo de negocios del narcotráfico.
La posición de la Argentina en el circuito del narcotráfico ha cambiado paulatinamente a lo largo de los años y no precisamente para bien. Se ha detectado un crecimiento de laboratorios de producción de droga.
La Mañana de Neuquen 27.09.2009
“Hoy las rutas de la Patagonia, para los narcos, son una tentación”
La región se convirtió en un “paso cómodo” para el tráfico de droga y Gendarmería Nacional es una de las fuerzas nacionales que lucha para erradicarlo.
Por gustavo arroyo
Neuquén > A pesar de las medidas represivas, el narcotráfico extiende su influencia y transita otras “rutas” que antes no las tenía en cuenta. El poder económico de las bandas delictivas supera en muchas oportunidades los magros presupuestos de las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales y eso implica más recursos para llevar adelante sus objetivos sin mayores inconvenientes.
Uno de los últimos informes de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas advirtió que “ningún país es inmune al problema: todos participan bien sea porque son el origen de las drogas, países de tránsito para el tráfico, o importadores”. Y puntualizó: “la naturaleza trasnacional del problema requiere cooperación regional”.
En este marco, el papel desempeñado por fuerzas como Gendarmería Nacional Argentina (GN) o la Prefectura Naval es fundamental.
Aquí en la región, el cuidado de la frontera argentino-chilena está a cargo de la Agrupación XII “Comahue” de la GN, con su cuartel principal en pleno centro de esta ciudad. Además, cuentan con un laboratorio científico donde se puede comprobar la pureza de la droga incautada en los distintos procedimientos.
Para tener una idea más acabada de lo que está sucediendo en la zona en relación al tráfico de drogas ilícitas, La Mañana de Neuquén mantuvo un extenso diálogo con el jefe de la Agrupación “Comahue”, comandante mayor Eugenio Eduardo San Julián. Reconoció que “hoy las rutas de la Patagonia, para los narcotraficantes, también son una tentación, como fue en su momento la zona norte (del país)” y resaltó que el control de la frontera requiere “una tarea constante”.
Por otro lado, puso énfasis en la labor del gabinete técnico pericial y valoró las investigaciones que se realizan en forma conjunta con las fuerzas de seguridad provinciales y federales.
¿Qué tareas despliega hoy Gendarmería en torno a la lucha contra el narcotráfico?
“Acá la Gendarmería Nacional, en Neuquén y Río Negro, despliega dos actividades importantes: la parte preventiva, que se hace a través de los controles de ruta que tiene la Gendarmería desplegados desde Chos Malal hasta El Bolsón. Y luego, la actividad de investigación, que surge de un procedimiento donde, en algunos casos, a través de oficios judiciales que vienen de la Justicia Federal, se inician investigaciones de lucha contra el narcotráfico. También tenemos otro soporte, que funciona dentro del ámbito de esta agrupación, que es el gabinete técnico pericial. Es muy importante su actividad por cuanto se encarga de todas las pericias de los secuestros de estupefacientes que se realizan en el ámbito del Juzgado Federal de Neuquén, Zapala, Bariloche y (General) Roca”.
¿Qué controles específicos se hacen en el ámbito de la provincia?
“En lo que es la provincia de Neuquén, tenemos controles en Senillosa, en el puente con Cipolletti, son puntos no fijos; en algunos casos, complementarios, donde actúa la Policía de Neuquén o de Río Negro y se coordina con ellos los objetivos. Por otra parte, también la acción nuestra es importante en los pasos fronterizos. Ahí justamente tenemos la tarea prioritaria, con canes detectores de drogas y profesionales especializados en búsqueda y localización de estupefacientes. En muchas oportunidades, hay una labor de investigación previa, se trabaja sobre datos ciertos y con una interrelación, con información que se provee la misma fuerza por causas que tienen origen en otras jurisdicciones, en otros juzgados del país y que tienen derivaciones, en muchos casos, a la zona de Patagonia”.
¿Está capacitado el gendarme para combatir el narcotráfico?
“El gendarme tiene una formación primaria y después, una particular especializada. Para esta Agrupación, contamos con dos unidades de procedimientos judiciales. Tenemos una en Zapala y otra en Bariloche. Ellos hacen investigaciones por oficio o por mandato judicial, y tienen gente instruida y capacitada, con el equipamiento necesario y aparte, tenemos un soporte, que es un centro de reunión de información que es el que provee la inteligencia necesaria”.
¿Qué destacaría del gabinete pericial de esta Agrupación?
“Este gabinete técnico pericial permite determinar con certeza la calidad de la sustancia secuestrada y a su vez, provee a la Justicia de las indicaciones del origen de la droga. La Policía Federal tiene otro gabinete técnico pericial, pero generalmente la mayoría de las causas -donde intervienen otras fuerzas-, el peritaje definitivo se hace en Gendarmería. Por otro lado, tenemos un elemento móvil, que es un vehículo equipado para realizar ese mismo trabajo pero en el terreno, cuando surge algún procedimiento y hay necesidad de desplazarse”.
¿Qué me puede contar sobre el trabajo en conjunto con otras fuerzas de seguridad nacionales y de países vecinos?
“El elemento coordinador es la Justicia Federal y luego, se trabaja con la Policía de la provincia de Neuquén, la Policía Federal, la Aeroportuaria. En algunas oportunidades, hay un intercambio de información. En particular, Gendarmería tiene un convenio con Carabineros de Chile, convenio de cooperación recíproca. Esta fuerza, a su vez, tiene un oficial de enlace en Buenos Aires y por otra parte, Gendarmería, en Santiago de Chile. Ellos coordinan toda la actividad y a su vez, con los medios que tienen, se intercambia información, hay operativos conjuntos sobre la frontera, con la participación de Carabineros y Gendarmería Nacional. Por otra parte, hay investigaciones que han dado sus resultados, con causas que se inician en Chile, que después continúan en Argentina y se coordina, con la Justicia, la manera de cerrar la investigación”.
¿Qué es lo que se puede mejorar en las tareas preventivas y represivas?
“Acá, en principio, habría que coordinar un poco más la actividad de las fuerzas federales, policiales, en cuanto a lo que es la tarea de prevención y la detección de estupefacientes. Hoy la tecnología también incide en las investigaciones. Hay causas que son complejas, que llevan mucho tiempo de investigación y que requieren una tecnología un poco más moderna como para poder llegar a tiempo a descubrir una organización. No nos olvidemos que quienes trafican, en grandes cantidades, tienen una preparación o cuentan con los fondos necesarios para poder adquirir tecnología, para moverse y enmascarar las actividades que realizan. Hay que hacer prevención; uno ve que hay detención de consumidores, en principio, en otras oportunidades, de traficantes, pero para poder cerrar esto, la investigación, en lo que es el tráfico ilegal de estupefacientes, es necesario hacer una inversión mayor. El Estado nacional hace un gran esfuerzo, pero igualmente hay que comprar tecnología y ponernos a tono con los tiempos que corren hoy, porque lamentablemente quienes trafican drogas en grandes cantidades, tienen sistemas muy avanzados en cuanto a la cobertura, que dificulta a veces el seguimiento de la investigación; piensan permanentemente de qué manera pueden sortear los controles de las fuerzas policiales”.
¿Hay una mayor atención al tráfico de drogas que tiene como escenario a Neuquén?
“Sí, sí, mucha atención y sobre todo, hay procedimientos que pueden originarlos determinadas fuerzas, provinciales o federales; hay que prestarle atención. Gendarmería acompaña ese esfuerzo de la Policía; se nota, por estadísticas, que hay un consumo mayor. Por otro lado, no dejamos de prestarle atención, sobre todo, a los pasos internacionales, donde nosotros tenemos la responsabilidad primaria y lo mismo, en las localidades importantes, donde hay grandes conglomerados urbanos. Hoy las rutas de la Patagonia, para los narcotraficantes, también son una tentación, como fue en su momento, la zona norte. Hay estadísticas y hechos probados de Gendarmería, de mucha droga, con distintas modalidades de tránsito, circulando hacia la zona de Chubut, Santa Cruz, con secuestros muy importantes en esa zona, que otros años no ocurrían”.
Tizas con “polvo de tubo fluorescente”
Neuquén > El sargento Darío Matlega es uno de los gendarmes encargados del análisis de la droga secuestrada. Con un equipo que se conoce por el nombre de cromatógrafo gaseoso, se logra determinar el grado de pureza de los estupefacientes. “Para la marihuana, trabajamos con tolueno; se deja reposar 24 horas, le extrae la clorofila de la sustancia y después, se inyecta (en el equipo digital), lo cual indica la cantidad de THC (Tetrahidrocannabinol), el principio activo de la droga”, resaltó el integrante del gabinete técnico pericial de Gendarmería Nacional.
En el caso de la cocaína, el trámite es más rápido y no necesita reposo como la marihuana. Bastan apenas unos minutos para determinar “si la sustancia tiene corte, si está estirada. Por lo general, la sustancia que viene acá (a la región) no es pura; es, generalmente, sólo un diez por ciento de cocaína. El resto es xilocaína, polvo de tubo fluorescente, etcétera”.
¿Y los pasos ilegales?
Los caminos no habilitados en la frontera con Chile son utilizados por narcos para traficar droga.
Neuquén > Meses atrás, en una zona cercana a Las Lajas, la Policía provincial y Gendarmería lograron impedir el paso a Chile de poco más de 110 kilogramos de marihuana. En apariencia, un narcotraficante tenía previsto llegar hasta la frontera en un vehículo y luego, seguir camino a través de un caballo o mula por un lugar no habilitado del límite de Chile con Argentina
Sobre el particular, el comandante mayor Eugenio San Julián, precisó que “toda la zona fronteriza, tanto los pasos habilitados como los no habilitados, es control exclusivo de Gendarmería. Para eso tenemos el patrullaje en esas zonas; hay puntos que están bien determinados, que se consideran como vías posibles de paso de drogas o mercaderías. Hubo casos en la zona de Aluminé, no recientes, pero hechos que se han probado, que han utilizado pasos no habilitados, circulando por sendas o picadas, con mulares o a pie”.
El jefe de la Agrupación “Comahue” señaló que más allá de las dificultades para acceder a determinadas zonas, “se cuenta con los medios, tenemos equinos, motos de enduro, cuatriciclos o sea, hay un patrullaje permanente, sobre todo en época estival, donde más se refuerza y donde hay más presencia de Gendarmería. Por las inclemencias del tiempo y las condiciones de acceso, las fuerzas se repliegan en el invierno. En verano, todo el dispositivo, a partir de octubre, se empieza a activar y cada unidad tiene una responsabilidad en un sector, en una franja”.
Clarin: Cada vez se trafica más droga en micros de larga distancia
Aviones, barcos, camiones. Las rutas de la droga son muchas, pero ninguna tan sencilla, ni económica, ni efectiva como la de mandar la droga en un micro. Los envíos de cocaína por encomienda, o dentro de los equipajes, representan un porcentaje cada vez más importante del tráfico, según se desprende de las estadísticas oficiales sobre secuestros de drogas.
Bolsas de cocaína colocadas dentro de un viejo televisor o en pañales descartables; cápsulas sueltas en una mochila y hasta simples cajas de correo, despachadas en la bodega. Durante todo el 2004, la División de Gendarmería que controla las rutas en Salta, Jujuy y Tucumán —provincias de ingreso de la cocaína boliviana— encontró 510 kilos de cocaína dentro de los micros de larga distancia que «bajan» desde el noroeste argentino. Eso sin contar a las «mulas» o pasajeros «capsuleros», que llevan la droga en el estómago. Un dato alarmante si se lo compara con el de dos años antes, en el 2002, cuando por esos mismos canales se detectaron apenas 250 kilos, menos de la mitad.
Si bien el tráfico de cocaína pareció crecer por todas sus rutas —en el último año se hallaron 3.06 kilos en total—, nunca antes se había hecho tan evidente la importancia de los micros. Justo cuando el escándalo del contrabando de cocaína en un avión de Southern Winds hizo poner el foco en el aeropuerto de Ezeiza.
La Comisión Nacional de Transporte Automotor (CNRT) pasó este año a la categoría de «prioridad» el problema de las drogas, al mismo nivel que la seguridad y que el control técnico de los micros. En las últimas tres semanas, casualmente, la CNRT dispuso cuatro operativos de control en la terminal de micros de Retiro. Dos estuvieron a cargo de la Gendarmería y dos de la Policía Federal.
Gabriel Abboud, director de planificación de drogas del Sedronar (lucha contra el narcotráfico), dijo a Clarín que han detectado una «tendencia» creciente en el envío de drogas a través de las encomiendas, aunque no cree que sea todavía la ruta de mayor uso, sino detrás del transporte a través de camiones, con la cocaína escondida en alimentos. La «ventaja» de las encomiendas, para los narcos, es que casi no tiene riesgos: «Mandan una caja en cualquier terminal del norte del país mostrando un documento falso y se van. Existe cierto riesgo, pero para el que tiene que recibir la carga», dice Abboud. La droga viaja sola.
Las encomiendas, como cualquier sistema de correo, no pueden ser interceptadas salvo por orden judicial. Por ese motivo, sólo puede ser controlada con la ayuda de los perros que detectan drogas por el olor o con escáneres, que permiten ver a través de cajas, sobres o valijas. Es por eso llamativo que en Retiro, la principal terminal de micros del país, recién hace nueve días se haya puesto en funcionamiento un escáneres, justamente para revisar sin abrir las cargas sospechosas.
Aunque la mayor parte de la cocaína que pasa por el país proviene de Bolivia, la droga no es subida a los micros en ese país, sino en el norte argentino. De cruzar la frontera se encarga principalmente el tráfico hormiga de personas, a través de pasos no habilitados o con la mercadería oculta en la ropa o ingerida en cápsulas.
Según fuentes de Gendarmería consultadas por Clarín en Salta, Jujuy y Tucumán, los principales puntos de ingreso de cocaína son tres: el más importantes es el paso de la frontera salteña de Salvador Mazza, donde existen —dice Abboud— 22 kilómetros de frontera que son un gran paso sin control. Le sigue el de Aguas Blancas, también en Salta, y por último el de La Quiaca, en Jujuy. La frontera total con Bolivia es de 320 kilómetros, con poblaciones en las que los narcos encuentran con demasiada facilidad a las «mulas» que, por entre 100 y 200 pesos, la cruzan con un kilo de cocaína.
«Nos pagan 200 si pasamos un kilo hasta Tartagal (a 50 kilómetros de la frontera con Salvador Mazza). Pero si logramos llegar a Buenos Aires, el kilo ya vale 1.000 dólares», contó a Clarín, en Salta, una mujer que nunca llegó a su destino. Es una de las 119 internas de la cárcel de Mujeres de Salta: 69 de ellas están acusadas de narcotráfico. Igual o peor panorama se desprende la cárcel de varones de Villa Las Rosas: de los 104 presos, 94 están procesados por tráfico de drogas.
Una vez subida a los micros, la cocaína recorre casi indefectiblemente las rutas nacional 9 y, sobre todo, la ruta nacional 34, que va por Jujuy y Salta hasta San Miguel de Tucumán. La Gendarmería tiene en esa ruta puestos fijos de control y algunos sorpresivos. A veces las mulas deciden arrojar la droga por la ventanilla cuando ven próximo un control de gendarmería. Cada día hay cinco hallazgos de cocaína en esa ruta, según estadísticas del Sedronar.
Quienes no pueden deshacerse de su carga son los llamados «capsuleros»: las personas que se tragan cápsulas de cocaína y pueden transportar hasta un kilo en el estómago. Los capsuleros se juegan la vida por 200 pesos. Ante una situación de estrés, las cápsulas —son envoltorios de látex— pueden romperse y provocar mucho daño y hasta matar al capsulero. Gendarmería cuenta con algunos «semblanteadores», como llaman a los oficiales especializados en detectar «capsuleros»: dicen que los identifican por la cara de miedo.
Jesús Rodriguez (Salta)
Laura Ballatore (Jujuy)
Rubén Elsinger (Tucuman).
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