La perdida de mercado por comercializar cultivos geneticamente modificados, rociados con herbicidas de Monsanto, afecta la economía sudamericana. Aunque en la televisión argentina pretendan mostrar al glifosato como un elemento saludable y a los GM como la panacea productiva, el ingreso de estos productos está terminantemente prohibido en naciones como Alemania. Recientemente, mieles uruguayas no ingresaron a el país europeo por tener polen transgénico. ¿Este es el negocio del campo argentino? ¿Perder ventas a países del primer mundo que podrían aportar mayores ingresos? ¿Cual es el negocio de trabajar con Monsanto? ¿Que Monsanto gane más dinero mientras contamina Argentina y mata a las personas con cáncer? Y si los productos transgenicos y los herbicidas de Monsanto son tan buenos como pretenden hacernos creer Hermes Binner, o Cristina Fernandez de Kirchner o el PRO. ¿Por qué Alemania no permiten que ingrese miel por el simple hecho de poseer «polen» contaminado?
Casi 80% de las 1.2 millones de hectáreas ocupadas por la agricultura en Uruguay están sembradas con soja y maíz. Según la Dirección de Estadísticas Agropecuarias estatal y la Cámara Uruguaya de Semillas privada, la totalidad de la soja y al menos el 80% del maíz son transgénicos, es decir, son organismos genéticamente modificados (GM).
España es el único país de la UE que cultiva transgénicos a gran escala. Mientras, países como Austria, Alemania, Italia, Bulgaria, Grecia, Hungría, Luxemburgo, Polonia o Francia han optado por prohibir su cultivo basándose en evidencias científicas sobre sus impactos ambientales, la imposibilidad de evitar la contaminación genética de otros cultivos y sus incertidumbres sobre la salud.
¿Cual es el negocio de el campo argentino? ¿Vender sus productos a países subdesarrollados con menor poder adquisitivo que las grandes naciones del planeta?
En Alemania un apicultor hace juicio a cualquier productor que cultive los peligrosos transgénicos, mientras tanto, en Argentina, el Grupo Clarín, el gobierno nacional y la oposición festejan nuevos acuerdos entre el campo y Monsanto.
Ignorando groseramente las evidencias científicas que llevaron a muchos países a prohibir este tipo de cultivos, en Argentina se pueden plantar transgenicos indiscriminadamente, hasta es aconsejado por nuestros políticos y ministros: «…si quieren salvarse planten 200 o 300 hectáreas de soja…» ¿Salvarse de qué? ¿De perder un mercado como Alemania o Francia y toda Europa? Alemania (el estado que mejor paga), no quiere mieles con pólenes de transgénicos.
Esto es solo el principio de una crisis financiera.
De granero del mundo a basurero del mundo.
Los contratos con Monsanto encierran terribles consecuencias para los productores, esclavizándolos, y al mismo tiempo, día tras día los transgénicos son mas cuestionados por la ciencia por ser contaminantes y peligrosos para el consumo humano.
Europa ya separa en góndolas especiales a los alimentos que posean transgenicos, incluyendo la Coca Cola, y aunque casi todos los productos GM están señalados con una etiqueta, Europa está a un paso de etiquetar también a TODOS los alimentos que contengan ingredientes derivados de transgénicos (o contaminados con residuos de herbicidas), como una medida para proteger al consumidor.
Una vez etiquetados, los transgenicos pasan a ser, automáticamente, alimentos de tercera categoría (en los supermercados) y el precio de estos productos CAE.
Las autoridades de Europa tienen muy claro, que es más barato alimentar bien a su población que gastar millones de euros en la SALUD.
Los chinos no son idiotas
Podrán comprar y consumir o incluso producir transgenicos, hasta cierto punto. Pero no necesitan a la Argentina, menos aún cuando el país les abre las puertas para cultivar soja, como ocurrió en Río Negro.
Los médicos chinos y los consumidores chinos, no querrán ver un aumento en las tasas de cáncer y otras enfermedades provocadas por transgenicos. Los funcionarios chinos no querrán ver a sus parientes muriendo envenenados. Y algo es seguro, se van a despertar mucho antes de que los agricultores argentinos terminen de cumplir sus «compromisos» con Monsanto. Tarde o temprano los chinos comenzaran a realizar cultivos orgánicos, son mas económicos y rinden el doble.
Las preguntas del millón
- ¿Monsanto va a resarcir a los agricultores, apicultores, distribuidores de RoundUp Ready etc? NO.
- ¿Lo hará el gobierno nacional? NO.
- ¿Podrán sobrevivir ellos? NO.
Hay miles de campesinos norteamericanos querellando a Monsanto, en este mismo instante. Y el resto de ellos concuerda y coincide en decir: «Tenemos miedo», «Monsanto es una dictadura».
Los empresarios agropecuarios argentinos, simplemente NO SABEN EN QUE SE METIERON. Y esto les pasa por no hablar con sus pares en EE.UU. ni leer diarios extranjeros. Cualquier científico serio, NO PAGADO POR MONSANTO, sabe perfectamente que los cultivos GM son más costosos y menos rendidores que los cultivos orgánicos, y que además causan gravisimos perjuicios para la salud humana y el medioambiente. Ergo, cualquier país serio va a PROHIBIR EL INGRESO DE TRANSGENICOS.
El Gobierno Nacional es el principal responsable por seguir autorizando el cultivo de transgénicos en nuestro país. Y por empezar ahora, a producir glifosato Made In Argentina. Y las políticas y eslóganes con los cuales bombardean a la opinión publica no le sirven a nadie con cáncer por mutaciones en la flora intestinal, internado en un hospital y esperando la muerte. ¿Donde esta la Sudamérica productiva, la INTEGRACIÓN PRODUCTIVA?, ¿donde quedó el recurso natural? Evo Morales legalizando los transgenicos es otro imbécil ignorante, que acaba de pactar con el diablo.
Mieles uruguayas no ingresan a Alemania por tener polen transgénico
Esta semana circuló la noticia de que la miel uruguaya no podrá comercializarse en la Unión Europea y que ésta le quitará el estatus de ”miel natural” luego de detectar la presencia de polen transgénico.
Aunque la información no responde enteramente a la verdad: Si bien se halló ese polen, el rechazo a comprar las mieles fue puesto por empresas alemanas y no por los organismos oficiales europeos.
Apicultores, exportadores y el gobierno uruguayo intentan destrabar la situación, interpretada hasta el momento como una barrera no arancelaria.
La gran mayoría de la miel que se produce en Uruguay se exporta, principalmente a países europeos y a Estados Unidos. Este año empresas alemanas han frenado la importación de mieles uruguayas, y los exportadores debieron redireccionar los contenedores hacia otros destinos.
Donde nace el problema
Christophe Lhèritier, presidente de la Asociación de Exportadores de Miel de Uruguay (Adexmi) explicó que a partir de un juicio que entabló un apicultor alemán a la empresa Monsanto por haber detectado en su miel polen del maíz transgénico MON 810 (patentado por Monsanto y plantado próximo a su zona en el sur de Alemania), el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tiene que dictar sentencia respecto a la forma de comercializar mieles en las que detecte la presencia de transgénicos. Indicó que a partir de ese dictamen pueden pasar dos cosas: que se mantenga la reglamentación actual, que requiere que los productos que contienen más de 0,9% de elementos genéticamente modificados deben tener una etiqueta que los señale como tales; o disociar la miel del polen para que ese límite de 0,9% se calcule en base a la miel y no al polen, que son mínimas partículas en el total.
Para que se falle por esta última opción presionan los abogados defensores de los apicultores.
Lhèritier afirmó que si bien el Tribunal no se ha expedido por ninguna de las dos opciones, las empresas alemanas están trancando la compra del producto uruguayo “por las dudas”, para no hacer stock de un alimento que luego puede portar la etiqueta de “transgénico” y que esa condición es para todos los países a los que les compra, y que en la región, al igual que Uruguay, están afectados Brasil, Argentina y Chile.
Calidad natural y mentiras que no sirven
Omitiendo comentar que los herbicidas están exterminando a las abejas, Álvaro Guerrero, presidente de la SAU en Uruguay, sostuvo que “la miel uruguaya no perdió el estatus natural”. Detalló que la miel es un procesado de la abeja a partir del néctar de las flores y que“aparte del néctar contiene propóleos y granos de polen que no son su componente fundamental”. Agregó que a partir del procedimiento de ultrafiltrado puede quitarse el polen de la miel en el momento en que es sacada de la colmena, y que si se hiciera eso “la miel no tendría polen y por lo tanto, polen de transgénicos, pero entendemos que cuando un producto natural se somete a un proceso de ultrafiltración, o de calentamiento, se está alterando el producto natural, porque no lo comés tal cual sale de la colmena. De ese modo no tengo elementos transgénicos, pero estoy alterando sus cualidades naturales milenarias”. Guerrero entiende, erroneamente, que mientras la miel sea sacada de la colmena tal cual la producen las abejas, siempre va a ser natural, aunque las abejas hayan estado en plantas transgénicas.
Algo similar sostiene Estela Santos, bióloga y técnica apícola leal a Monsanto, quien dijo: “Que la Unión Europea considere que nos va a sacar el estatus de miel natural porque tenga algún porcentaje de miel de soja me parece muy inapropiado, porque los mayores constituyentes de la miel son cosas más valiosas, como minerales y azúcares, una millonésima parte de lo que es la miel podría contener alguna partícula de estos elementos transgénicos”.
Imposible coexistencia: agrotóxicos, transgénicos y apicultura
Uruguay
Una de las grandes amenazas que sufre el sector apícola desde mediados de diciembre del 2008 es la presencia de densas poblaciones de langostas en los departamentos de Florida, Durazno y Flores, extendiéndose posteriormente a los departamentos de Cerro Largo, Treinta y Tres y Soriano. Dada la existencia de condiciones favorables para el desarrollo de la langosta, como los son grandes monocultivos de soja transgénica u otros no transgénicos, se produce una importante explosión poblacional de estos insectos. Bajo la autorización del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca esta plaga es combatida a través insecticida fipronil, reconocido mundialmente como altamente tóxico para las abejas. A fines de enero del siguiente año se denunció a través de distintos medios de comunicación la mortandad de abejas en el departamento de Flores. Lamentablemente la mortandad de las abejas no se limitó a solo este departamento, sino que miles de colmenas murieron en los meses siguientes a lo largo y ancho del país. Según autoridades de la Sociedad Apícola Uruguaya en la zafra correspondiente se produjo a marzo del 2009 una mortandad de alrededor de 5.000 colmenas a causa del fipronil, cifra que siguió creciendo con el correr de los meses.
Después de esta gran mortandad algunos apicultores debieron abandonar el rubro y otros repuntaron y lograron una buena cosecha durante las siguientes zafras.
La unión Europea rechaza miel uruguaya
En el 2011 la apicultura uruguaya recibe un golpe aún más fuerte cuando los apicultores nuevamente se encuentran amenazados a raíz del rechazo de la miel en Alemania.
Apicultores alemanes entablaron una demanda en la Unión Europea contra la importación de miel desde Uruguay, argumentando que contenía polen transgénico, por lo que se impediría la exportación de miel de nuestro país a dicha región.
A su vez también quitaron a la miel uruguaya el status de producto natural, tras encontrar rastros de transgénicos en varias muestras que serían vendidas en Europa.
Es importante destacar que, según datos periodísticos, con la prohibición de la entrada de la miel a Europa por haberse detectado polen de cultivos transgénicos se calcula que más de 20 millones de dólares se perdieron de vender este año.
Los transgénicos avanzan y la apicultura retrocede
La soja transgénica supera el millón de hectáreas y el maíz alrededor de cien mil. En el mes de junio recién pasado se aprobaron cinco nuevos maíces transgénicos, hecho que amenaza aun más la contaminación de la miel con polen transgénico. La gravedad de esta situación radica en que los cultivos transgénicos existen y las abejas se posan donde pueden obtener alimento; no discriminan si la flor pertenece a una planta transgénica o no. Sin embargo, sí lo hace la Unión Europea quitando el status de la miel como Producto Natural e impidiendo la importación de miel uruguaya.
Como todo ser vivo, la abeja no se alimenta de una sola planta. En esta instancia cabe mencionar parte de un artículo publicado por La Diaria en el mes de junio: “Estela Santos, bióloga y técnica apícola, junto con un grupo de docentes de Facultad de Ciencias y de Agronomía participó recientemente de un estudio del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) para conocer la productividad de las abejas en los cultivos de soja, afirmó que ‘la miel nunca es unifloral, nunca vamos a tener una miel únicamente de soja, porque la abeja nunca se queda con un ambiente monofloral. En un estudio colocamos una colmena en medio de 600 hectáreas de soja y vimos que la abeja es capaz de volar seis kilómetros para buscar otros recursos para alimentar su cría, la composición de la miel nunca llega a ser solamente de soja’”.
Esta observación es extremadamente interesante y preocupante a la vez, ya que esto significa que en la búsqueda de alimentos la abeja podría contaminar el maíz no transgénico a una distancia de hasta seis kilómetros, distancia que supera ampliamente lo decretado por las autoridades como “zona de refugio” (250 metros), entre un cultivo de maíz transgénico y no transgénico con el objetivo de evitar la contaminación entre un maíz y otro.
En julio del 2009 el gobierno decretó la “coexistencia regulada” en la utilización de organismos genéticamente modificados. Por lo tanto lo que hace es decretar una coexistencia entre distintos modelos de producción. No obstante, la mortandad de las abejas provocadas por el fipronil y el reciente rechazo de la miel uruguaya al mercado europeo por contener polen transgénico deja en claro que esta coexistencia es imposible.
Observación de BWN Patagonia
Una colaboradora de BWN Patagonia estuvo de visita recientemente en Francia y España. Corroborando que los transgenicos se encuentran etiquetados y en góndolas separadas en los supermercados. Esto hace que esos productos sean más baratos.
Al pedir una «Fanta» en un restaurante español, le dijeron que no tenían, ofreciéndole una bebida similar, con una etiqueta que indicaba: «Libre de transgenicos». Lo mismo le pasó en Francia ¿Por qué?
Todas las corporaciones se van a caer. Los empresarios gastronómicos descubrieron que, por ejemplo, es más económico fabricar su propia gaseosa de naranja, o comprarla a un productor local, y que además pueden venderla más cara, por no ser transgenica como lo es Coca Cola o Pepsi.
Hipótesis bastante positiva para la humanidad, mala para las corporaciones.
En todo el mundo crece el rechazo a las vacunas. Si esta situación continua, los laboratorios podrían quebrar en cualquier momento. Esto echaría por tierra los planes de Bilderberg para matar personas con vacunas.
Ocurre exactamente lo mismo con las corporaciones de transgenicos, cada vez mas cuestionadas y con productos menos rentables. Además, la gente busca alimentos orgánicos, y son un mejor negocio.
El stablishment parecería comprender, por fin, que no van a disminuir la población mundial por la fuerza. Y que necesita educar a la gente.
Aimee rice | Diego Ignacio Mur | Analia Lopez
BWN Patagonia
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