Existe un lugar en el que tomates, pepinos, lechugas, pimientos, calabacines y hierbas aromáticas crecen en el enorme tejado -3 mil metros cuadrados- de un edificio de oficinas. Una granja en el tejado de un edificio de Montreal, Canadá. Seguramente, la primera de su tipo en el mundo. La cantidad de vegetales que allí crecen podría llenar dos mil carros de la compra cada semana. La primera cosecha está a punto y ha sido completamente vendida.
¿Por qué es tan difícil encontrar alimentos frescos y de calidad en Montreal? Eso se preguntaban con frecuencia Mohamed Hage y Kurt Lynn, socios en el proyecto Lufa Farms. Respuesta más frecuente: porque a la muy urbana ciudad canadiense los alimentos llegan desde muy lejos. En el mejor de los casos, serán cortados, empaquetados, transportados, descargados y distribuidos al menos una vez, dejando frescura y, probablemente, cualidades nutricionales en cada etapa del camino.
Hage y Lynn se plantearon llevar el concepto de consumo local a su máxima expresión. O casi. La granja debe estar justo en la ciudad. Y lo está, en el número 1440 de Antonio Barbeau, en Ahuntsic-Cartierville. Se supone que está especialmente diseñada para producir más de 25 variedades de vegetales prescindiendo de herbicidas, fungicidas o pesticidas. La cesta de productos se compra a través de la página web de la compañía. Puede ser recogida en la propia granja o en puntos especiales de distribución.
El corazón de la empresa es la agricultura responsable, con un mínimo impacto en el medio ambiente. En su plan está una Canadá llena de granjas en los tejados, en las que el agua sea conservada, se evite el uso de productos químicos, se optimice la nutrición y el sabor de los alimentos, y se cree una relación directa y transparente con los consumidores. ¿Por qué en un tejado? Porque la tierra está siendo ocupada por construcciones. Y la que queda libre, está siendo sobreexplotada. Porque las granjas en los tejados son posibles y, todo apunta, viables.
Vía | www.lufa.com
Fotografía | www.lufa.com
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