Los presuntos «atentados terroristas» del 11 de septiembre en Estados Unidos y en Londres, el 7 de julio de 2005, fueron en realidad perpetrados por el Gobierno de EEUU en concordancia con el gobierno de UK siguiendo ordenes de la elite bancaria mundial liderada por los Rockefeller y los Rothschild, en virtud de invadir Afganistan, Irak e Irán, y para, con el beneplacito de la opinión publica, establecer normas de control fascistas en todo el planeta. El 11 de septiembre dio inicio a la secuencia de reformas necesarias que permitieron el comienzo de invasiones sangrientas, muerte, depredación, y acaparamiento de territorio en puntos estratégicos como lo son Afganistán, Irak e Irán, así como aprobar la Ley Patriota. Desde entonces, los banqueros y sus titeres (Presidentes de EEUU y UK) controlan absolutamente el petroleo y producen opio en esas areas.
Elementos criminales en el gobierno de los Estados Unidos realizaron una puesta en escena cinematográfica, con la complicidad de los más grandes grupos de medios informativos mundiales, sobre un ataque terrorista contra sus propios ciudadanos, cuyo fin fue manipular la opinión pública para respaldar sus objetivos económicos. Lo hacen desde hace muchos años. El 11 de septiembre fue un trabajo interno.
«Osama Bin Laden esta muerto», dicen las noticias. ¿Y que?
El término «terrorista» es una distinción vacía diseñada para encasillar a cualquier persona o grupo que opta por no obedecer al estabilshment. No es cauto confundir esto con el ficticio ‘Al Qaeda’, que es en realidad el nombre de una base de datos informática localizada en Estados Unidos.
En el año 2007, el Departamento de Defensa de EEUU recibió 161.8 mil millones de dólares para la guerra global contra el presunto terrorismo. Acorde al Centro Nacional de Lucha contra el Terrorismo, en el año 2004 murieron cerca de 2.000 personas en el mundo por causa de «actos terroristas». De esa cifra, solo 70 fueron estadounidenses. Habida cuenta del uso de este número como un promedio general, siendo muy generosos, es interesante señalar que cada año mueren el doble de personas por causa de alergia al maní. En el mismo marco, la principal causa de muerte en Estados Unidos se debe a las afecciones coronarias, que aniquilan alrededor de 450.000 personas cada año. Y en el 2007, la asignación de fondos por parte del gobierno para la investigación sobre esta grave cuestión era de unos tres mil millones de dólares. Esto significa, que el gobierno de los EE.UU., en el año 2007, destinó 54 veces más dinero para «prevenir el terrorismo», que para prevenir las enfermedades cardíacas que matan a muchas más personas por año. Sin embargo, como el nombre de terrorismo y Al Qaeda son arbitrariamente estampados en todos los informes de noticias relacionados a cualquier acción contraria a los intereses económicos de EE.UU. ¡es necesario hacer crecer el mito!
A mediados de 2008, el Fiscal General de EE.UU. propuso que el congreso declarase, oficialmente, la guerra contra la fantasía. Por no hablar de julio del 2008, en la actualidad hay más de 1 millón de personas en una lista, vigiladas por presuntos vinculos al terrorismo en EE.UU.
Obviamente, las llamadas «medidas contra el terrorismo» no tienen nada que ver con la protección social, sino con la preservación del establishment, ante el creciente sentimiento anti-estadounidense tanto a nivel nacional como internacional, que se fundamenta legítimamente acorde a la codicia corporativa basada en la expansión del imperio bancario que está explotando el mundo.
«En nuestro planeta, los verdaderos terroristas no se reúnen en los muelles oscuros a medianoche para gritar «Alá Akbar» antes de realizar alguna acción violenta. Los verdaderos terroristas de nuestro mundo, usan trajes de miles de dolares, y trabajan en los puestos más altos de las corporaciones, el mundo de las finanzas, los gobiernos o las instituciones religiosas».
Diego Ignacio Mur
BWN Patagonia
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