Telegramas adulterados: la prueba del fraude oficial en las elecciones primarias


Que avalaron Clarín y Mauricio Macri. En el año 2007, cuando Cristina Kirchner llegó a la primera magistratura, Tribuna de Periodistas denunció que había existido una suerte de fraude a través de la manipulación de telegramas electorales. No se había tratado de algo descomunal, solo de una pequeña trampa pergeñada por el kirchnerismo para lograr evitar ir a un eventual balotaje.

Temía Néstor Kirchner en esos días que le ocurriera a su esposa lo mismo que había vivido él en el año 2003, cuando perdió frente a Carlos Menem en la primera vuelta de las presidenciales. Si bien este último finalmente se bajó de la carrera electoral, el miedo siempre acompañó al ex mandatario en los siguientes comicios.

Ese temor lo motivó a llevar adelante el fraude cometido en 2007, que finalmente le “regaló” a su esposa 10 puntos extra por sobre lo que auguraban todos los encuestadores. Eso evitó una segura segunda vuelta que hubiera permitido una coalición de fuerzas políticas que podrían haber terminado con el sueño K.

En las elecciones primarias del domingo ocurrió algo similar: los telegramas de conteo de votos fueron adulterados para darle a Cristina una diferencia sustancial por sobre sus rivales. En este caso, volvió a darse el mismo axioma que en 2007: la Presidenta ostenta 10 puntos más que los que le daban todas las encuestas.

El primero en detectar el fraude fue Carlos Brown, apoderado del partido Frente Popular, quien aseguró el día siguiente a las primarias que había “actas en donde el oficialismo ganó 200 a 0 (…) el oficialismo no se conforma con haber hecho una buena elección, sino que quieren que para octubre quede instalado que ya ganaron.»

Lo denunciado por Brown es real y puede verse claramente en algunos de los telegramas electorales (algunos de ellos fueron publicados por el sitio Taringa!).

El primero de los documentos que se muestra a continuación está en perfectas condiciones, solo se muestra para compararlo con los que presentan irregularidades.


Como puede verse ven aquí, el resultado de la suma de cada una de las columnas (presidente, vice, senadores y diputados) es igual entre sí e igual respecto a la cantidad de ciudadanos que han votado en esa mesa.

A continuación, dos de los telegramas que presenta irregularidades:


Aquí puede verse que votaron 299 personas pero se usaron 298 sobres; faltan 7 votos en la categoría Presidente y vice y faltan 41 votos en la categoría Senadores y Diputados respectivamente.


En este telegrama puede verse que se sumó al final solo el “tipo de voto”. No hace falta aclarar que la adición final no se acerca a los 296 que debería haber reflejado.

Para quien aún pueda mostrar dudas, se menciona que otros ejemplos similares pueden apreciarse en la galería de imágenes que se encuentra al pie de este artículo.

No se trata de los únicos elementos que permiten sostener la idea del fraude. Hay, por caso, varias docenas de denuncias de diversa índole que alimentan las sospechas.

A eso pueden sumarse los casi cincuenta señalamientos que llegaron a este periódico en los últimos días por parte de gran cantidad de autoridades de mesa, de las cuales hemos elegido dos casos puntuales; el primero de ellos contado por Jéssica:

Paso a contar mi experiencia como Fiscal General por el UDESO: desde un primer momento, tuvimos un mal trato tanto del muchacho de Justicia Electoral, como de los militantes de La Cámpora, que no cumplían con la veda (cartelitos, etc, en su mesa).

Al margen de esto, pudimos controlar las boletas, y digo «pudimos» porque hubo muy buena onda de los fiscales generales de otros partidos, tanto así que controlamos boletas de otros candidatos que no tenían Fiscales (por ejemplo, de Rodríguez Saá, estaban juntando las boletas, un desastre). El gran problema, vino en el conteo de votos. Yo tenía 5 planillas, paso al primer cuarto, todo OK, paso al segundo cuarto, todo OK … entro una Fiscal del FPV, se fue, pero no me dijo nada, todo bien. Entro al tercer cuarto, y estaba… el muchacho de justicia electoral con dos gendarmes.

Les muestro mi DNI, el poder, y me dice «no, se tiene que ir…», el gendarme «señorita me tiene que acompañar», en plena histeria, llamo a mi otra compañera al celular, vino a apoyarme y a pedir el derecho de mirar que no hagan fraude. Entre peleas, acordamos quedarme solamente en este cuarto (digamos, completar una sola planilla), digo, OK. Al par de minutos, me manda un gendarme, entra al cuarto y me dice «me tiene que acompañar», mi respuesta, «Por qué?», me reitera, y termino yendo, porque en el conteo, el señor que claramente era Presidente y militante del FPV, me dice «insolente como va a desafiar a una autoridad», ¿acaso yo estaba rompiendo la ley mirando que no hagan fraude?, me fui con el gendarme, que me aclaró que lo mandó el señor de Justicia Electoral, y entre pelea y pelea, volví a completar mi planilla. Los fiscales de FPV, eran amigos de todos los Presidentes, iban de cuarto en cuarto, y me impidieron completar las otras planillas hasta ya finalizado el conteo… es decir, una vergüenza.

El segundo señalamiento lo envió a este medio Lolo Sabbatini, quien aseguró que «en la planilla de la página oficial de la mesa donde voté con mi hijo aparecen todos los votos recurridos. Según la ley electoral, esa mesa tendría que volver a votar, algo que nunca ocurrió». A continuación puede verse el documento de marras.

Sabbatini agrega además que tiene una «amiga fiscal de mesa que recuerda perfectamente por haber anotado que en su mesa Cristina solo tenía 47 votos y ahora en la página figura con 77.»

Concluyendo

Como se dijo más arriba, no se ha tratado de un enorme fraude, sino de la puntual manipulación oficial de datos para que Cristina se asegure una decena de puntos porcentuales por encima de lo que marcaban las encuestas.

Es el desesperado intento de mostrar a Cristina Kirchner por sobre los 50 puntos de preferencia ciudadana. De esa manera, su figura aparecerá invencible de cara a las elecciones de octubre.

¿El fin justifica los medios? Es la pregunta que deberán hacerse los que defienden este tipo de maniobras en defensa de un progresismo que no es tal.

Christian Sanz
BWN Patagonia

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