Degustar un fino té en hebras y deleitarse con la compañía de un descendiente de galeses es posible en pocos sitios: uno de ellos es Trevelin, en la provincia de Chubut. Pero como no sólo de té Gales vive el hombre, el “pueblo del molino” ofrece un exquisito circuito gastronómico para disfrutar todo el año.
En todas las estaciones del año, constituye un ritual obligatorio para los visitantes de Trevelin experimentar la tradicional ceremonia del té Galés. Para atender esta demandada costumbre, el enclave chubutense dispone de dos establecimientos, Nain Maggie y La Mutisia, donde es posible degustar la gastronomía típica.
En estas acogedoras casas de té el minucioso servicio se combina con la música celta, dando como resultado un ambiente armonioso y exclusivo. Panes artesanales, tortas, tartas y scons se suman a la manteca y los dulces caseros, mientras que la distinguida vajilla de porcelana aguarda a la reina de la mesa, la tetera.
Las dulzuras galesas, llamadas tortas de plato son: tarta de crema (teisen hufen); tarta de manzana (teisen afalau); torta de corintos (teisen gyrrans); y torta de ruibarbo (teisen riwbob). También esta gastronomía se destaca por la elaboración de scons (sgons) y la célebre torta negra (teisen du).
La abuela Margarita, Nain Maggie en galés, integrante de una de las primeras familias que se afincaron en el valle, fue el nexo entre los inicios de la colonia y nuestros días. Con su espíritu entusiasta y lucidez transmitió sus recuerdos, vivencias y costumbres a todo un pueblo.
Posteriormente, Lucía Underwood, su nieta, se dedicó a honrar esta ceremonia, siguiendo las recetas y consejos de su querida Nain. Así nació una de las primeras casas de té Galés de Trevelin, Nain Maggie, que mantiene viva la tradición del té elaborado con finas hebras y acompañado con las más variadas exquisiteces.
La casa de té La Mutisia, se caracteriza por la atención de grupos y contingentes que llegan interesados por el completo té galés que ofrecen acompañado de 7 variedades de tortas y tartas, scons, pan y dulces de elaboración casera.
La famosa torta galesa
Quienes visitan Trevelin buscan llevarse de recuerdo la tradicional «torta negra galesa», conocida también como Blake Cake, Teisen Du ó Teisen Briodas. Pocos saben, sin embargo, que el origen de esa torta es netamente chubutense y evoca uno de los períodos más duros de la colonia galesa en estas tierras.
Según cuenta la historia, ante la falta de alimentos y mercancías, las mujeres galesas desarrollaron una receta con los pocos elementos que contaban y que respondía a la necesidad de hacer perdurar los alimentos.
Así, entre nueces, frutas secas, licores y pastas dieron forma a una torta con alto grado de conservación. Integrada a la vida cotidiana, la torta galesa coronaba cada boda de la colonia.
Año a año, y para conmemorar la fecha de su aniversario, los novios compartían una porción de ese pastel, que debía mantenerse envuelto en un fino papel, dentro de una lata ubicada en un lugar fresco.
En la actualidad, existen diferentes versiones de recetas de la torta galesa. En una publicación sobre comidas típicas de la colonia se detallan siete variables: algunas prefieren azúcar negra en lugar del caramelo; también difiere la proporción de manteca empleada; y otras reemplazan el cognac tradicional por vinagre de manzana o ron. No obstante, las especias -que le otorgan ese aroma exquisito y característico- son siempre las mismas: nuez moscada, clavo de olor, canela y jengibre.
Para todos los gustos
La gastronomía galesa se fusiona a la perfección con la oferta patagónica. La vasta cuenca hídrica del río Futaleufú -que comprende una quincena de lagos de origen glacial y centenares de arroyos y riachos- constituye, en opinión de los expertos, uno de los pesqueros de truchas más importantes del mundo.
Es por eso que Trevelin es el lugar ideal para degustar algunos de los mejores platos elaborados a base de ese pescado. Lugares como Patagonia Celta, Ruta 71, Oregon, Nikanor, Quincho patagónico, Country Café y Mi Lugar deleitan a los visitantes con trucha elaborada al limón, con salsa de hongos, ahumada o dentro de pastas rellenas como los raviolones y sorrentinos.
Otras especialidades que pueden saborearse en los espacios gastronómicos de Trevelin son el ciervo, el jabalí y el cordero.
Los orígenes de la ceremonia del té
En 1885 un contingente de cincuenta familias galesas, llegadas desde la región costera de la provincia de Chubut, ocupó uno de los valles más pintorescos y fértiles de la zona cordillerana y continuaron así con uno de los objetivos propuestos al abandonar su Gales natal en 1865: preservar sus tradiciones, su idioma y su religión.
Durante sus primeros años en Chubut, la colonia Galesa vivió períodos de extremas dificultades. Sólo la solidaridad y las buenas relaciones entabladas con las tribus tehuelches que poblaban la región, permitieron sobrevivir a aquel núcleo de pioneros. De hecho, las primeras palabras que los tehuelches aprendieron fuera de su idioma -y mucho antes que les fuera impuesto el castellano- fueron «té» y «bara», que significa pan en galés.
Por aquellos tiempos, la actividad social de la comunidad galesa giraba en torno a la ceremonia del té. Convertidas en chacareros, las familias se reunían sólo cuando había oficios religiosos en alguna de las capillas de la región. Como iban a pasar el día lejos de su casa, las mujeres preparaban tartas y tortas para amenizar la extensa jornada.
Concluido el encuentro religioso, las familias se congregaban en el salón contiguo a la capilla, denominado «vestry». Allí compartían las tortas, panes, tartas y dulces caseros y bebían el té mientras intercambiaban las últimas novedades en materia de nacimientos, fallecimientos, noviazgos y bodas. Cuando la jornada llegaba a su fin, los galeses se repartían los alimentos no consumidos para compartirlos posteriormente con quienes se quedaban en el hogar. Años después, la costumbre del té Galés se convirtió en un atractivo turístico.
Anécdota: El pan de Sara Griffith
En una mañana de sol en los campos de Trevelin, Martin Underwood, un inglés de temperamento firme, cercano a la rudeza, armaba una cerca de tablas junto a sus pioneros criollos.
En la casa cercana, Sara Griffith, esposa de Martin y madre de sus hijos, amasaba el pan en una batea de lenga y cantaba un himno en su idioma.
Afuera, Martin interrumpe por momentos su trabajo, y junto a su mirada, la de sus peones, hacia la lejanía del horizonte; atentos, preocupados, alertas. Ya ninguno atiende a su trabajo, sino al misterio de ésta sensación de la espera de un peligro cercano.
De pronto uno de ellos arroja su herramienta y se tira al suelo con su cabeza pegada a la tierra. Al verlo, Martin corre a la casa dando instrucciones a los gritos y vuelve cargado de armas que reparte rápidamente entre sus hombres. Adentro de la casa, las mujeres ya han puesto los niños a resguardo y han tomado a su vez algunas armas, que parecen manejar tan bien como los varones.
Detrás de la colina cercana, una columna de jinetes ha asomado. Cuando el choque parece inevitable, el inglés comienza entonces a levantar su Rémington y cuando ya está a punto de poner en su mira el pecho del cacique, oye los pasos de su esposa, que pasa a su lado con su falda blanca y su cofia bordada, llevando en sus manos extendidas el humeante pan que acaba de sacar del horno.
Sara Griffith, la joven galesa avanza decidida hacia el cacique y casi al pie de su caballo, levanta el pan recién horneado y se lo ofrece sin un gesto de temor.
En su cabeza erguida, lleva la dignidad que el tehuelche reconoce de inmediato. En los ojos de Sara pudo ver, por primera vez, la serena valentía de una mujer que sabia recibirlo. El tehuelche tomó el pan de Sara Griffith y ordenó la entrega de un lustroso flete. Las armas nunca fueron disparadas. Por el contrario, la mañana de sol escucho un canto nuevo de la libertad, paz y convivencia.
Acerca de Trevelin, un lugar para descubrir
Trevelin, que en vocablo galés significa Pueblo del Molino (Tre-Pueblo y Velin-Molino) nació a fines del siglo XIX de la mano de los pioneros galeses, quienes formaron la primera colonia galesa en la Argentina, en un enclave de 123.000 ha. Cubiertas de bosques, praderas, lagos y montañas.
La ciudad de Trevelin se encuentra dentro del Valle 16 de Octubre, que forma parte de la alta cuenca del río Futaleufú de 738.000 ha. Su densidad de población es de 4,74 hab/km2 y está inscripta en la Región Central Andina Patagónica sobre la ladera este de la cordillera Andina.
Trevelin ofrece un sin fin de paisajes y actividades para toda la familia y aún conserva las ricas tradiciones de su acervo céltico y mapuche. Dentro de los circuitos turísticos tradicionales figura la visita al nuevo edificio de la Escuela Nº 18, donde el 30 de abril de 1902 unos trescientos pobladores, en su mayoría galeses y mapuches, optaron por poner definitivamente bajo soberanía argentina los territorios colonizados a partir de 1885.
También se puede recorrer el Museo Histórico Regional, habilitado en el antiguo edificio del Molino Harinero que funcionó allí a principios del presente siglo; el Museo Cartref Taid «Hogar del Abuelo», lugar donde el visitante conseguirá acercarse al vasto pasado de la región; y la capilla Bethel, entre otros.
Empujados por el orgullo y la valentía de sus antepasados galeses y mapuches, los habitantes del encantador pueblo de Chubut, están preparados para recibir a los miles de turistas deseosos de conocer este pequeño refugio de la comarca andina patagónica.
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