Fuera de la temporada turística, o al menos cuando decae. El Bolson vuelve a transformarse en una aldea de montaña, silenciosa, pacifica. Quienes viven en cabañas en el bosque o lugares alejados del cono urbano, se ven envueltos en la atmósfera mágica y natural de los bosques y la montaña virgen.
Es difícil explicar como se siente vivir en El Bolsón en otoño, o en temporada baja, en una cabaña en medio de un bosque de cipreses, quizás junto a un arroyo. Lejos del bullicio y el movimiento. Y por supuesto, antes de la magnifica temporada de Esquí.
Así como lo único comparable al silencio es la música para expresar lo inexpresable, el otoño en El Bolsón no se puede relatar, se tiene que concebir viviéndolo.
Otoño que llena los pulmones de aire y los ojos de lágrimas:
Atmosfera: La montaña implacable, cubierta por bosques profundos y dorados, el sonido de los pájaros y un viento muy suave que va meciendo las ramas de los árboles. Los días calidos cuando el sol ilumina las cumbres de hielos eternos, los días fríos cuando nieva. La estación en la cual se gestan los sueños que se realizaran en primavera, tiñe el paisaje de amarillos rojizos y ocres.
Un día podría usted emprender una caminata desde su cabaña en Villa Turismo, para ir al refugio del Cerro Piltriquitron, mirador del valle.
Conocería el fantástico bosque tallado y continuaría el ascenso por un sendero resguardado por barandillas de troncos que atraviesa el bosque.
A medida que trepara con dificultad la última ladera empinada antes de la cabaña (refugio), admiraría cómo sus formas bajas encajan en el lugar. Gran parte de su construcción de madera se ha vuelto gris por la inclemencia del clima; la mirada fluiría suavemente de las vetas de la madera a los patrones de los líquenes sobre las rocas que como crestas de alzan sobre el cielo. Con una vista que abarca muchos kilómetros cuadrados El Cerro Piltriquitron inspira para elaborar su propia filosofía.
La vida en una cabaña en El Bolsón debe ser probablemente y sin exagerar, la terapia anti-estrés mas efectiva del mundo. Madura en usted la conciencia de aquello que recibe de la naturaleza. Cada vez más comenzara a sentirse cerca e incluso parte de esos imponentes cerros y bosques australes. Contará al mismo tiempo con su hogar a leña y las llamas que adormecen y entibian el alma.
Un viaje a El Bolsón en otoño es como un regreso en el tiempo hasta aquel mundo que fue cuando nuestro ser vibraba en armonía con la naturaleza.
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