Kurt Sonnenfeld fue el único documentalista en el mundo designado por el gobierno norteamericano para descender al Ground Zero del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001 y, tomar imágenes únicas y nunca vistas antes de lo que fuera allí un importante centro comercial y oficinas gubernamentales. Todas las horas de filmación debían ser entregadas a las autoridades pertinentes, luego de finalizado el trabajo; a fin de que sirviesen a las investigaciones y estudios que por ejemplo el FBI debía llevar a cabo. Pero, debido a la trágica cadena de eventos que se fue desatando luego, toda esta información permanece al día de hoy en sus manos. En busca de esos tapes, Kart, su esposa y sus hijas son víctimas de una persecución de película, pero bien real. Pedido de auxilio a Cristina Fernandez de Kirchner.
“Creemos firmemente que las autoridades están preocupadas por el fin que Kurt pudiera darle a tanta información, ya que su trabajo luego del 11 de Septiembre, fue con el que mas notoriedad ganó, aunque ya era reconocido por otras importantes tareas realizadas para FEMA (U.S. Department of Homeland Security), como Jefe de Operaciones de Transmisión y Difusión (Broadcast), para el Grupo de Respuesta a Emergencias Nacionales (ERT-N). Todo esto sumado a sus actividades de carácter secreto y/o confidencial en la documentación fílmica de diferentes instalaciones científicas o militares relacionadas con el almacenamiento, desarrollo y transporte de Armas Nucleares, Biológicas y Químicas o sus componentes y el precario y real estado en que en algunos casos estas se encuentran; siendo en diversas ocasiones, el vocero del gobierno de Estados Unidos en este tipo de cuestiones. Además de haber realizado tareas para el FBI y el Departamento de Defensa”, relata la esposa del camarógrafo que actualmente vive en Argentina y pide el asilo político definitivo a las autoridades estatales.
Pero ¿qué vio Kurt que tanto inquieta al gobierno estadounidense? Kurt notó que, si bien la prensa tenía prohibido entrar al lugar a tomar imágenes, había personal limpiando y removiendo los escombros y las posibles evidencias. Cuando él llegó ya habían numerosos oficiales de «distintas agencias del FBI» trabajando, como si ya hubiesen estado convocados desde antes. Al indagar, supo que efectivamente se encontraban en Nueva York desde hacía días, para participar de un simulacro de atentado terrorista que iba a hacerse el 12 de septiembre de 2001. Es decir, un día después del ataque a las Torres.
Kurt vio y tomó imágenes de conteiners cargados de elementos de los aviones, como gomas de caucho y asientos, pero nunca aparecieron las cajas negras porque, según el reporte del gobierno, se desintegraron. Algo imposible, ya que las cajas negras tienen mayor resistencia a la temperatura que por ejemplo una butaca de avión.
Uno de los hechos que más llamó la atención de Kurt, fue que además de las dos torres que cayeron ese día por el choque de los aviones, cayó una tercera torre, acontecimiento que casi no trascendió. Ese edificio, conocido como edificio Siete, cayó «perfectamente, como una implosión», nueve horas después de que los aviones impactaran contra las Torres Gemelas. Y lo hizo, siguiendo su relato, en tan solo 6,5 segundos, es decir, «medio segundo más de lo que hubiera necesitado una piedra para pegar el piso si se la hubiera dejado caer al vacío desde el techo de ese mismo edificio».
Este hecho, es al menos sospechoso, ya que no fue alcanzado por ningún avión, ni colapsado por las Torres en su caída. «Después del 11 de septiembre, se descubrió que, oculta en el edificio Siete, se encontraba la estación clandestina más grande de la CIA fuera de Washington DC, una base de operaciones para espiar a los diplomáticos de las Naciones Unidas y para conducir misiones antiterroristas y de contraespionaje», asegura el ex camarógrafo del gobierno estadounidense.
Según su relato, el edificio no tenía ni estacionamiento subterráneo ni bóveda, por eso las agencias federales del edificio Siete guardaban sus vehículos, documentos y evidencia en el edificio de sus asociados al otro lado de la calle, en el edificio de la Aduana. La Aduana también se conocía como edificio Seis y, cuenta Kurt, tenía una bóveda subterránea, que la compartía con las otras agencias del gobierno. «Una Fuerza Especial y yo descendimos a investigar el área y fuimos los primeros en ingresar. Y finalmente encontramos un camino hacia la entrada subterránea del edificio Seis. Fue allí donde descubrimos la antecámara de seguridad a la bóveda y al fondo de la oficina de seguridad estaba la ancha puerta de metal de la bóveda, y en la pared de al lado, un teclado numérico para ingresar la combinación. La pesada puerta metálica estaba parcialmente abierta. Así que miramos dentro de la gran bóveda con nuestras linternas y salvo varias hileras de estantes vacíos, no había nada», cuenta Kurt.
Este hecho, para Kurt, es «increíble». ¿Por qué? Porque esa bóveda no pudo haber sido vaciada cuando ese edificio fue evacuado, 12 minutos después de que el primer avión se estrellara contra la primera de las torres. No sólo por el tiempo, sino porque se hubiesen necesitado «más de un camión entero para retirar tan variado y sensible contenido». O sea, «la bóveda tuvo que ser vaciada antes del ataque».
La persecución
Kurt es detenido por primera vez, en la madruga del 1º de Enero de 2002 en Colorado, USA; luego de llamar el mismo a los servicios de emergencias, al haber hallado a su esposa Nancy muy mal herida a causa de un único disparo autoinfligido en la sien. Fue reiteradamente golpeado y víctima de una larga lista de abusos y torturas. No le fue permitido estar con su esposa en sus últimos momentos, y le fue vedado asistir al sepelio. Cartas con el testimonio de su Pastor y su psicólogo en Estados Unidos, confirman que Kurt fue torturado físicamente y psicológicamente durante su detención.
Ante la abrumadora evidencia que probaba el suicidio de su esposa Nancy, Kurt fué liberado. Realizó declaraciones públicas en contra de las autoridades; demandando al Denver Police Department, Chief of Police; Sheriff of Denver County; City Clerk, City of Denver, Colorado; Mayor, City of Denver, Colorado por falso arresto, apremios ilegales y torturas, falso encarcelamiento, difamación, excesivo uso de la fuerza, daños económicos, violación de derechos civiles, etc.
“Es quizá aquí, cuando las autoridades norteamericanas comienzan a pensar que él esta fuera de su órbita de control. Seguramente se sienten mas amenazados desde que, importantísimas organizaciones creadas por familiares de las víctimas del 11 de Septiembre piden constantemente al gobierno norteamericano, que Kurt declare en relación al atentado terrorista, “por poseer información valiosa””, asegura la nueva esposa de Kurt, Paula.
La persecución continuó creciendo y Kurt debió abandonar el Estado de Colorado. Entonces, unos amigos de Aspen, testigos directos del incesante acoso, le recomendaron venir a Argentina por un mes. En Febrero del 2003 por casualidad conoció a su segunda mujer con quien se casó en segundas nupcias. “Kurt comenzó así a reponerse lentamente de sus traumas, continuó aquí su actividad como productor de televisión. Pero al conocerse su trayectoria, comenzamos a ser contactados por importantes programas de TV que tenían interés en que el narrase su experiencia como documentalista en el World Trade Center, además de proveerles de imágenes exclusivas del lugar de la tragedia. Finalmente y luego de haber pactado una entrevista televisada, es detenido por INTERPOL en la puerta de nuestro domicilio y llevado a la cárcel de Devoto, debido a un pedido de extradición proveniente de Estados Unidos”, recuerda su mujer.
Es llamativo, como en esta orden de arresto enviada a las Autoridades Argentinas, se pide expresamente en dos ocasiones, que todas las posesiones y documentos de Kurt sean secuestrados, confiscados y remitidos a USA; cuando en el proceso original en su país esto ya se hizo. Desde el 1 de enero de 2002 hasta el mes de junio del mismo año, la casa de los Sonnenfeld permaneció sellada y precintada dandole completo acceso a las autoridades para realizar todo su trabajo.
Kart permaneció detenido por siete meses, aquí en Argentina, hasta que fue liberado por el Juez Federal Daniel Rafecas. En aquel momento, y luego de la liberación fueron a un único programa de TV a contar su verdad. “Exponer nuestra tremenda situación en los medios logró en aquel entonces, que se redujera la presencia de gente siguiéndonos, tomando fotografías, etc. Porque estando ya embarazada de nuestras bebas y a metros de casa, dos hombres me cortaron el paso e intentaron secuestrarme, mientras me “advertían” de las consecuencias de mis acciones”.
“Tememos constantemente por nuestra seguridad, ya que diversos y extraños hechos, como llamadas telefónicas, seguimientos, desconocidos fotografiándonos, se han incrementado nuevamente. Tenemos mucho miedo de que nuestras hijas Scarlett y Natasha, sean tarde o temprano blanco de tantos atropellos o algo mucho peor”, admite la mujer.
En este marco, ya han realizado presentaciones a favor del asilo: Adolfo Pérez Esquivel (SERPAJ); Abuelas de Plaza de Mayo; Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora; Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS); Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH); Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas; Asociación Civil AMUMRA; y Comisión de Derechos Humanos, Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Luis D’Elía, Secretario General de la Central de Movimientos Populares (CMP) y Gladys Cabezas, hermana del asesinado reportero José Luis Cabezas.
Pese al respaldo, Rafecas debió rechazar nuevamente y por segunda vez, con fecha 22 de febrero del 2008 el pedido de extradición formulado por Estados Unidos. Pero, la causa ingresó nuevamente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación ya que la embajada de Estados Unidos a través de la Fiscalía Federal correspondiente ha interpuesto una vez más, recurso ordinario de apelación. La Corte Suprema decidió suspender el proceso de extradición finalmente.
Pero la decisión de la Corte no significa tranquilidad para la vida de Paula y sus pequeñas: “Lamentablemente, Estados Unidos continúa perseverando para llevarse a mi esposo de vuelta a territorio norteamericano, donde sin duda se le aplicará la Pena de Muerte con toda la responsabilidad a nivel nacional e internacional que esto le traería al Estado Argentino, como fue claramente expuesto en dos informes altamente favorables firmados conforme por el Sr. Ministro Aníbal Fernández y el Secretario de Derechos Humanos Dr. Luis E. Duhalde”.
Por Clarisa Ercolano
BWN Patagonia
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